Alfonso Kijadurías (El Salvador)
Alfonso Kijadurías (El Salvador)
El Porvenir
En cuanto la idea del Diluvio se sosegó.
A.R.
De las Carnicerías el tufo de mil bestias degolladas inundó
la mañana de
nuestra primera infancia.
La sangre corrió en los circos y las embarcaciones.
En la casa de Dios. En los altos edificios aun chorreantes
los niños contemplaron las extrañas imágenes.
La sangre corrió. Los vendedores de pólvora, los traficantes
de armas
celebraron con pompa el próspero suceso. En la casa
del ministro el general aderezaba los muslos de Efigenia.
El sol negro reventaba en el arco del triunfo. La reina,
la Maga, la que siempre nos ocultaba el porvenir, dijo
por fin que el fin del mundo había comenzado.
Pero esta vez no había embarcación.
El mar estaba seco. Todo era ruinas, miserias, tempestad.
Las visiones de San Juan brotaban de los ojos del animal
de mil cabezas.
No apareció la liebre aquella mañana ni dijo su plegaria
el arcoiris a través de la tela de araña. El porvenir
apenas había comenzado.
Emboscada
Salta la noche
sobre el día
le mete las uñas los dientes
lo desgarra
Todo se tiñe de sangre
Agoniza
Una campana dobla Duelo
Vuela un pájaro ¿O es una llama?
¿O es el alma del día que expira?
Silencio Funeral Sombras
Saciada la pantera se transforma en
árbol
en cuyas ramas negras
revientan las estrellas
Sobre cenizas
Caen del cielo copos negros de ceniza nieve negra
cenizas del cañaveral
el cielo es negro negra también la tierra
Oscuros son los dioses del desastre
No cesa la ceniza de caer plumas de lucifer Ave fatal y
fatídica
sobre muebles colchas cortinas el espejo y los
libros
en el cuaderno mismo
invadiendo lo blanco y lo negro: tablero de ajedrez
su negrura de muerte su evasiva respuesta a la muerte del tiempo
el polvillo dorado de alfileres penetra cada poro e introduce
su amargura azucarada
su miel de oscuro vidrio resquebrajado en el crepúsculo
Sobre cenizas escribo entre cenizas buscando en el rescoldo
de la página manchada
una sola palabra que al soplarla irradie su esplendor
Video: Que el amor es la muerte