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Los peces en búsqueda

El poeta Kofi Awoonor en su lectura durante la clausura del 10º Festival Internacional de Poesía de Medellín.

Por: Kofi Awoonor

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 80. Diciembre de 2007.

LOS PECES EN BÚSQUEDA

 

Algunas veces leemos líneas en la hoja verde
deslizamos nuestros dedos a través de la suavidad
de la preciosa madera de nuestros árboles vetustos;

Algunas veces incluso
una puesta de sol nos confunde,
mientras buscamos las líneas que propulsan las nubes
el esquema cromático
consta de múltiples diseños
que el primer artista compuso

Hay danzas en las calles de nuevo
la risa de los niños resuena
por toda la casa.
En la orilla del mar,
vestigios recientes de las últimas tormentas
hablan de una riqueza ancestral saqueada
arrancada, empeñada
por un padre irreflexivo
que vivía la vida de un Lord
y guiaba a las generaciones por venir
hacia la desesperación

y la ruina

¿Pero quién dice que nuestro tiempo ha concluido,
que el fabricante de cajas y el sepulturero
están de acuerdo,
o que los predicadores han oreado sus túnicas
y el coro y los tamborileros
están en ensayo?

No, donde el gusano come
un grano crece.
Las deidades conocidas
han medido el tiempo
con argumentos de eternidad
extendidos a través del viento

Y la muerte, aunque vendrá a la puerta
con su propia e inimitable tarjeta de entrada
habrá de encontrar una granja resucitada
con la risa y la danza
y el carnaval y la carne
del borrego y la hogaza
del nuevo maíz

Somos los celebrantes
cuyo campo en carnaval
fue una vez invadido por pícaros
y otros malos hombres
que interrumpen nuestra danza
con canciones y gestos obscenos
alguien dijo que un pez enfermo
nadó en nuestro lago
buscando un lugar en donde dejar su fardo
en consonancia con el Plan Original

Maestro, si puedes ser el remero
de nuestro bote
hazlo por favor.
Te pregunté antes
¿érase una vez una orilla
en casa, donde el malecón se ha estrechado
hasta el vértice de la infancia? Le damos la bienvenida a los viajeros
que vienen a casa en nuestro bote
frescos desde el árbol enhiesto.

VOLVIENDO A CASA

Muy
          marcado
en el margen de nuestra vida
así está, el alado y desesperado anhelo
quema y sostiene
          siempre.
El eterno dolor se resuelve
en el ojo inflamado
en el corte del codo.

Dios nos observa.

No buscamos más
que la belleza singular
de la victoria
          y la muerte
la muerte extermina
los rojos rubores de la rosa
la curvatura del cuello del cardo
los anillos en el árbol del desierto.

Por eso ahora rechazo la muerte
           contraproducente
          terminal y mortífera
escojo más bien las colinas
          y el mar cercano.

DESEO

Las estrellas arriba
artificiosas como alegres campanillas
El fragante rocío
cae en las hojas estropeadas
por la tormenta de ayer
me asomo al pote de hierbas
para leer el mensaje del más allá
Ni una voz, no hay fantasmas que susurren
Sólo voces de pescadores,
recogiendo las redes de caballas
venciendo al tiempo en los tambores de calabaza
En canciones que resuenan en el mar ante ellos

¿Dónde, dónde podrá estar?
¿Adónde habrá ido?

El alegre payaso de la aldea me
llama por mi nombre,
y me da un caurí colorido
en el caurí colorido tú escuchas el mar
y las palpitantes vibraciones de tu propia alma
¿Pero dónde? ¿Dónde podría ser?
El día permanece en quietud
a medida que los años pasan
y me sujetan en la única búsqueda
¿Qué es lo que buscas
en estas cenizas esparcidas por hogares olvidados?

Y en la chimenea donde cuelgan las ollas de la madre

Revelando pasadas tribulaciones
y futuras glorias
¿Glorias? ¿Quién dice que son glorias?
Siento el aroma de sus cuerpos entalcados tras de mí
humedecidos en palmas de olivo
las ropas con olor de alcanfor
sacadas ayer de la caja de la vieja dama.
Dicen que al final del viaje hay un lugar para el descanso
lleno de vacas muertas y sepulturas hambrientas
Que no te dan la oportunidad
Sí, la oportunidad de medir
tus propias limitaciones
Además de tus futuras glorias
Los que llevan los féretros hieden a licor y a vómito
el muerto se levanta, los mira
y vuelve a morir

La luciérnaga te muestra el camino al lugar de los cráneos
y allí te encuentras a ti mismo
reclinándote en una mecedora
observando la armonía de los perdidos

Sí, la ceremonia de los
trotamundos que extraviaron
su camino de regreso a casa
y escogieron el putrefacto
olor de la muerte.

ALIMENTAR A NUESTRO PUEBLO

No me vistas todavía
no me lleves al montículo ante los dolientes.
Aún tengo una cita con
el rocío de la mañana
un poema por escribir
un campo a ser arado
un amante que tocar
alguien a quien consolar
antes que me amortajes

¿Ha llegado ya la invitación desde la India?
Debo ir al encuentro del atardecer
y compartir con las palomas en aquella isla
Debo reencontrarme con mis amigos en Agra
allí me deben cuatro cuadros y una memoria
¿Por qué no estamos pariendo las vacas
o pastoreando las ovejas perdidas
nosotros mismos?
¿Por qué creemos que otros deben guiar nuestros caballos
pastorear nuestras ovejas
y alimentar a nuestro pueblo?

Debemos criar a los niños
y construir caminos
despejar los senderos que van a los campos de cultivo
y purificar los santos lugares,
y ¡oh! debemos encontrarnos
con el húmedo rocío matutino,
trabajar con el sol tempranero
hasta el punto de que venga a casa con nosotros.
Sólo después de la limpieza
podremos sacar afuera nuestros tambores
recordar viejas glorias
y antiguos dolores
con la danza
nuestra danza

cuando la noche final se descargue sobre nuestras cabezas
como lo hizo sobre las de nuestros padres
habremos de retirarnos
a nuestro humilde hogar
tierra segura, satisfechos de haber cumplido
con nuestro deber con el pueblo.
Nos enfrentamos al reto de la historia
y no tuvimos miedo.

Traducción de Raúl Jaime Gaviria

Kofi Nyidevu Awoonor nació en Wheta, Ghana, en 1935 y murió en septiembre de 2013. Su abuela lo involucró en la tradición oral de los Ewe. Algunas de sus libros de poemas son: Rediscovery and Other Poems, 1964; Mesagges: poems from Ghana, 1970; y Night of my Blood, 1971; Until the Morning After: Collected Poems, 1987; y la novela experimental, que él define como poema en prosa, This Earth, My Brother, 1971. Su libro The House by the Sea, 1978, habla acerca de su tiempo en la cárcel, a la que llegó por persecución política. Otros libros suyos libros publicados son: South of Sahara, 1975; The Ghana Revolution : A Background Account from a Personal Perspective, 1984; Comes the Voyager at Last, 1992; Latin American & Caribbean Notebook and Africa: The Marginalized Continent, 1992. Entre varias distinciones merecidas están: Ghana Book Award, Dillons Commonwealth Poetry Award y ECRAG National Award for Poetry. Ha sido Ministro de Estado del Gobierno de Ghana.

Última actualización: 06/12/2019