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Luis Bravo (Uruguay)

Fotografía de Fredy Amariles
Memoria del 19º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Luis Bravo

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 84-85. Julio de 2009.

 

 

se mueven en su sitio

 

“Nada hice, pero algo se hizo:
 lo que sin sombra y del eco prescinde”

Marina Tsvietáieva

1.
¿Y qué cosa habrá de salir?
este es oficio distinto:
— Salgo a trabajar, dice uno
y éste, dice:
— ¿Y qué cosa habrá?, yo entro,
 ya se verá lo que sale

¿quién decide? 
mi esclavo suda a cincel
mi amo mide las ganancias

¿con que vara leo?
las hay distintas, desprende un gajo
de la de hablar contigo mismo,
...ya se verá qué hay en esos galgos

oficio singular, veo:
entrar en lo que de allí sale
dar cabida a lo que entre.

2.
Está dispuesta la escena:
su temperamento olfateo
las sigo adentro
tanteo a fondo
su carne sonora traigo
sobre la mesa las coloco

si dicen las digo o me las como
las libro en una carta: “querida, querido”
:
decir es puro riesgo a fuerza de entusiasmo.

3.
...durmiente aún mascullaba el inconsciente:
“este oficio es de entrar”
“no es como “salir a trabajar”
es de abrirse uno que salido de aquél
no se sabe a quién salió, como dicen del hijo...

¿y si el que estando salido escucha
decir cosas que nunca nadie ha nombrado?

 
ah, entonces sabe que comienza algo,
que eso ha empezado a salir, como diciendo...

4.
 - dame la cosa en sí la cosa
  no la idea abstracta en nombres

- dame un canario amarillo
   no soñar que no despierto
  más que en líos de símbolos

- dame hilo de saliva, carne alfabética
  dos y tres granos de pimienta,
 dale gusto al vino del sentido

- dame lo que no está dado:
  esos dados que al azar dicen
 lo que solo ve y oye el último inocente.

5.
salirme al campo
y echarse en la táctil luz del día:

haber aves de antemano
y llaves en su sitio:

poner pies en vuelo llano
y quedarme mirando nubes en silencio:

(¿por qué harían tales cosas
  esos dísticos en infinitivo?)
 
6.
o irse en migas
picoteo de pajaritos en abrevaderos
cual opíparo hallazgo que trazó el magín nuevo

entonces paso franela al polvo
de entre las cosas del olvido
y por la mano
a ese destello cedo:

la sombra de la sombra escancio
y al árbol y sus frutos sueño

7.
- está envuelto para regalo,
   es un libro para tu padre. 

 - es un vidrio, Papá,
   de Rocío, dijo para abrirlo.

  (¿un vidrio de rocío?, qué linda imagen, pienso)

   - sí, como una ventana, es para abrirlo:

“POEMA DE LA MONTAÑA
    “Poema del fin”
    “(Carta de año nuevo)”

y el libro abriéndose al azar, dice:
usted y yo tenemos que hablar...”

todo dicho! pero

¿qué fruta habrá de entrar
una vez abierta la piel del poema?

¿y en qué plato de la balanza
habrá caído la voz rusa del otoño?

—  Pase, pase usted — dice Marina

—¿Cómo, es esto una casa? —pregunta una voz

—La de mi alma. ¡Palabras!

—Cierto, de hablar consigo misma
    está usted muy en lo cierto!

—Usted, cree? acaso, pero vea, he estado imaginando
    que usted fuera un fantasma del futuro que entra a mi casa
    como si fuera un poema y una vez adentro...

 

       

El pulido de la piedra de la Condesa Pizarnik

 

Ibas a matar al Diablo
y te crecieron dos cuernos blancos
pequeños, soberbios, divertidos;

después de algunos cadáveres bien parecidos
en suficientes días después
de las inmortales noches
de la bailarina en trance

tras el fastidio de las horas quietas,
el círculo se iba cerrando

"el sentido del sol iluminó el sentido de cerrarse"
o la trampa funcionó como adelanto:

¿quién escribe con sangre la palabra designio en tu libretita marrón?
¿de quién es la voz mendiga diciendo que deberías cumplirlo?

Con la fuga de los deseos
cavaste
y
cavaste
y
se hizo un hueco hasta el silencio.

Ese 14 de enero soñaste con el niño prodigio de la huida
"par litterature/ j`ai perdu ma vie", te dijo
y por buscar apoyo en la familia escribiste en tu pizarrón:
"oh vida / oh lenguaje/ oh Isidore".

No había más que humo en las cabezas
en París
en Buenos Aires
y el bloody deseo de ti ¡oh, tú, Condesa!

esa rala belleza del alma
ese sonido transparente
tu lira colgada, firme y vacía
junto al río de babilonia, cantando:

árbolito de los pajáros de musíca
 oh  tú, rama de luz, guía por donde veo

he allí: el pentagrama, la voz , los libros cual lirios, se sabe
que nunca han sido suficientes las líneas escritas ni las voces dadas
para entrar al puerto encontrado, como igual, lo deseaste y pediste
con la fusta dorada bajo el brazo,
y así te fue concedido.

Al verte en el espejo nocturno a ti misma allá desnuda, a sentir volviste,
"tengo curiosidad, finalmente" fueron tus penúltimas palabras, dicen

pero ahora, sólo por haber establecido otra vez contacto con tu poema,
me pregunto de ti a distancia:

¿finalmente diste con el tono exacto de tu punto de encaje,
y azul o polícroma,  como una sombra pulida,
brillaron ellas, las inútiles, bajo la bóveda sin tiempo?

¿viste otra nueva señal o tan solo la marinera cruz del sur
 guió a tus cuernos de fauno en la danza?

sólo me lo pregunto al costado del árbol del silencio
sabiendo que dejaste tu cuerpito allí como una ropa
junto a la luz y te pusiste a escalar, otra vez, a cantar

ahí, audible y transparente, sobre lo que no se ve y nace.

 

el dolor

a pedido de, y dedicado a, Amparo Osorio

Entró en acción el iracundo guerrero
lanza a palmos cíclope obús
agujerea posiciones, estratega orgánico
avanza y nunca por voluntad cede; 

altivo despliega rayos y al cuerpo
sagrado parte en dos;
he aquí tu pan pan pan”, apunta
y una mitad cruje y cae la otra migaja
en ácimo coraje yaciente;
“que te aproveche” — dice con sorna al irse,
golpeando sin cesar las puertas de tus sienes.

A pura química, yuyo mágico,
ondea un instante el pañuelo blanco,
pero como buitre arremetido circunda
la arena del macilento y en la refriega
por aire pútrido desciende:

cautiva redes nerviosas, “sitio sitiado”,
grita y como un general impío ordena:
“tropa, humille presto al preso”.
 
Ah! saliva roja de las imprecaciones
roto balance del último interrogatorio,
sórdida harina del golpe mudo, aullidos
que nadie escucha en la silla de la tortura.

Embrión escurridizo entre diagnósticos
doctorales, oscuro metal en cardúmenes
de espionaje a bajo fondo, leve alivio
en lampos hipodérmicos

ah, dolor!
dolor del cuerpo físico que ensarta al alma

tú, hiperreal hueco inalcanzable de la paz
tú, tokonoma sin fondo de los odios

tú, impío infame, impune dolo que
en herida abiertamente abierta parece triunfas,
en tu reino no aciertas a cautivar — oye bien,
no te jactes— más que al quieto cadáver del mundo.
ay, dolor!
dolor del cuerpo humanitario ensartado a granel,
“ya viene el día, ponte el alma. *

*César Vallejo.

 
 

 

insomnia

 

“esa asfixiante seda, ese pesado espacio”
                                                                       Blanca Varela

un lecho perfecto en el que perder la nuca,
almohada de plumas en la que irrumpe muelle la memoria;

aquél ladrido de dios en sábana fría
este ojo de luna en cama de piedra, ciego,
oscuro balance insatisfecho la máquina
del mar dando voces sin remedio;

larga hora en esculpido féretro,
reloj de montar en círculos la fina aguja del tiempo
clavándose en quieto cuadrante sombrío yermo

y esa alta bóveda ocular hecha laúd desierto
y ver cómo caen heridos en las zanjas tantos versos

agua feroz de vigilante aspecto, seda al cuello que no cede
por las ranuras entra el aire trayendo a rastras
la inmóvil noche de los despiertos, perfecta ruina del sueño.

 

 

 

Hipogrifo (tríptico)

 

I

La mirada que al horizonte hiende
resplandece

un océano sobrevuela
¡ah, no hay rompiente!

¿bañan las horas
la orilla del espejo?

horas sin orillo
órganos sin parición

almendra acuática los ojos
— en el risco de la página —

una brisa sin palabras
peina los prados de la mente:

guardián emplumado de silencio
todo luz hasta no verse,

¿lo que es de lo que no es
                                         dónde vierte?

II

 

Penitente respira
costillar felino
melena descamada
pujo desnudo

en fino hilo
equilibrista
en ese hilo

una vez se apaga
y una y otra vez se enciende

ruge unge vino
ruge arriba unge vino
donde quiera ese cuerpo trinito
la carnadura asiente
:
¿y vuelve por la senda de los justos?
¿y avanza a fuerza de saberles?

III

                        Piel a
tramos piel a tramos
de palabra, látigo de música
ondulante veneno

nadie a este signo
comprender intente
:
  hablar es sol
  hablar es sol
  hablar es sol

y sólo múltiple el animal
entra y sale de la muerte.

 

*

Poema expuesto en la Instalación “Huellas, fuera de sitio”, junto a las artistas Patricia Grieco y Cristina Baru (Sala Cabildo de Montevideo, 2002). En versión oral integra el CD “Tamudando”, junto a la voz de Berta Pereira (próximo a publicarse).


Fotografía: Fredy Amariles

Luis Bravo  Poeta y performer, ensayista y profesor universitario. En poesía publicó: Horizonte mudo (1980); Puesto encima el corazón en llamas (1984);  Claraboya sos la luna (plaquete.+ casette colectivo, Ayuí 1985); Lluvia (1988); Gabardina a la sombra del laúd (Último Reino, Bs. Aires, 1989); Naturaleza Fugitiva (plaq. 1994); La sombra es el arco (plaq., Barcelona, 1996); Arbol Veloz (CDROM + libro, Trilce,1998; cassette, Ayuí, 1998; dvd + Cd Ed. del Cementerio, 2007-09); En el contorno del espejo (plaq., 2000); Anna Blume, traducción y puesta oral del poema de Kurt Schwitters (libro + cd  colectivo, Alemania, 2000); Liquen (La Bohemia, Bs. Aires, 2003); Tarja (2004); 31/13 poema-ciber on Line, Intemperie (2005); “Algo pasa por la voz” (2008). Ha realizado recitales y perfomances en universidades y festivales de Argentina, Chile, Paraguay, Bolivia, Nicaragua, Colombia, España, E.E. U.U., Alemania, México. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, portugués, sueco, alemán, estonio y farsi. Integró el grupo Uno de poetas entre 1982 y1994. Co-organizó dos Festivales Internacionales de poesía en Uruguay: 1993 y 2006.

Última actualización: 23/11/2021