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Tallulah Flores, Colombia

Tallulah Fórez en el Festival Internacional de Poesía de Medellín
Fotografía por Fredy Amariles

Por: Tallulah Flores

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 84-85. Julio de 2009.

 

Rimbaud

Del libro Nombrar las voces

Aquí estoy otra vez dejándome llevar por la pendiente del talud
Para ir al encuentro de los pantanos y los bosques primitivos
Cuando el tiempo se decida y las sombras no amenacen el rigor de los días.

Estoy aquí para recibir tu obstinación y tu falta de temor
Para quedarme donde estoy sobreviviendo tu vida
Cuando la memoria insidiosa te conduzca a un exilio demasiado lejano
Y sólo puedas abrazar los veranos de tu infancia.

Pero no sé quién eres si ya has vivido tanto
Es de acero tu mundo y tus árboles no me echan a andar
Tu madre eligió un río para tu muerte digna
Pero el río es enteramente oblicuo y yo olvido como llegar.

Tú piensas en silencio. Tú escribes en silencio.
Alcanzas la curva que enseña los antiguos homicidios de La Roche
Y matas la culpa y matas las palabras
Y hablas como los hombres fuertes que se derraman en lágrimas.

Avanzas con el rayo y caes con el defecto del sonido
Pareces un hereje arrepentido con los ojos perdidos en el fango
Buscando a Dios como un aventurero más sin la urgencia de Dios
Tu vida te desborda y te abrazas al alba y yo abrazo tu voz y yo te abrazo.

 

Badr Shakir Al Sayyab

Quiso el destino que sus años se extendieran entre él y su amante
Y se lamentara como el cargador de fardos
Que debió abandonar Bagdad.

Quiso el destino que en Yaikur hablara
de los espejismos del desierto
Para renovar los atardeceres verdes
Adheridos a sus pies y a la niñez de la aldea.

Quiso el destino que cien monedas de oro no fueran suficientes
Para renunciar al lenguaje del grito
Que grabó en los muros de la celda que nos condujo a él.
Por eso estamos aquí
Para decir Al Sayyab Al Sayyab
Hay nuevos invasores
Que quieren imponer su aliento sobre tus oscuras calles
devorando las letras.
Abre la ventana
Wafiqa
Déjanos entrar
Que también estamos apenados de este lado del mundo.
Abre la ventana
Que atravesaremos el Tigris
Y ya pronto habremos de estar en Irak para decir tu nombre
Después de beber de tu agua en Yaikur.

 

DESAIRE   

¿Cuál de las noches?
¿Cuál noche para explorar ese que soy cuando me acecha el rostro de mi mejor enemigo?
¿Cuál rostro para saber quién soy si lo que veo es su delirio?
Y entonces cierto desdén
Este desdén con que lo alcanzo le disparo
Justo
En el centro
Me hago fuego
Invierto los deseos
Lentamente
Suplanto a mi enemigo
Para salvar mi honor
Ya no me veo.

 

PEQUEÑA MEMORIA DE UN FESTIVAL  

De pie y bajo un árbol de ciprés
una niña anima el horizonte
uniendo los dedos de sus manos
hasta formar un círculo.

Luego pregunta por el tamaño del mar
y se pierde ligera
disimulada por la multitud
                   que se eleva sobre el cerro
prendiéndose al canto de un poeta wayu.

Pero más acá
más acá de las flores dispuestas sobre las batas blancas
                                          de las madres sustitutas
del hervor del fuego y del vino temprano
para el abrazo común de bienvenida
un niño embriagado de calor y de poemas
que enseñan dónde debemos poner nuestros oídos
para escuchar el sereno temblor que es la vida
busca un regazo para morir
esparciéndose lentamente en mí
mientras yo respiro con él
el polvo de sus pasos.

Ahora estoy aquí tendida en tierra
asustada y loca apresurando el corazón 
porque el tiempo ha transcurrido
y de ese niño que vive entre los árboles y el río
me ha quedado la piel
sus ojos inundados de decencia para decirme adiós
el hambre brutal del moribundo de hambre 
la soledad tan suya que heredé
y estas ganas que tengo de apaciguar mi vientre
a la cabecera de este cerro
como impávidos sentados permanecen los cuervos.

 

NN

Pero es necesario el llanto
Es necesario el llanto para ordenar el tejido de la trama 
del gran lamento sin voz.

Un llanto más enorme que el insondable llanto de los desposeídos
que el llanto terrible y moderado de las mujeres violentadas
que el inocuo llanto de los arrepentidos y los necios
que el llanto miedoso de los niños, los atolondrados y los sabios
que el llanto cansado del amor.

Por el pasado infructuoso que nos tocó
Por el futuro infructuoso más viejo que el ayer

Tanto ardor
Tanto ardor           

Atravesando
Invisibles

nosotros 
 el más antiguo miedo.


Fotografía: Fredy Amariles

Tallulah Flores es docente, poeta y traductora, nació en Barranquilla en 1957. Licenciada  en Educación de la Universidad Javeriana y  Especialista en Pedagogía de la Lengua.  Tiene una Maestría en Estudios Multidisciplinarios de Buffalo, New York State University.  Miembro del Comité Editorial de la revista de investigación, arte y cultura víacuarenta. Ha publicado los siguientes  libros: Poesía para armar (Plaza & Janés, 1986); Voces del tiempo (Ediciones Luna Hiena, Bogotá, 1993) y Cinematográfica (Biblioteca Miguel Rasch Isla, Instituto Distrital de Cultura, Barranquilla, 1997).  Sus poemas han sido publicados en periódicos, revistas y antologías literarias del país y del exterior.  Ha participado en festivales nacionales e internacionales, siendo ganadora del Gran Premio Internacional de Poesía del Festival de Curtea de Arges de Rumania en el 2004.  Recientemente, la Universidad Externado de Colombia publicó una antología de sus poemas en la edición Un libro por centavos. Su cuarto libro  de poemas, Nombrar las voces, será editado próximamente.  Es miembro del grupo fundador del Festival Internacional de Poesía Afrocaribe, Poemario, de Barranquilla.

Última actualización: 27/05/2023