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Jesús Gómez (Colombia)

Jesús Gómez en el Festival Internacional de Poesía de Medellín
Memoria Fotográfica del Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Jesús Gómez

 

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 84-85. Julio de 2009.

 

 

Del  aire

Del libro aire

La palabra es el único pájaro
que puede ser igual a su ausencia.

Roberto Juarroz

 

1
Con qué silencio                                       
duerme el pájaro en la noche
al otro lado de la reja.

 

2
En el cielo
los trazos de otras aves
piruetas hechas en el día.

 

3
Con qué soledad
descansa el pájaro
ahora que su corazón palpita más despacio
Pájaro que tiene alas y no sabe volar
Pájaro sin sol
Pájaro sin aire.

 

 

Mensajero

 

Un pájaro negro se ha posado en la ventana.

Por su forma de mirar y su canto
es un emisario de la muerte.

Lentamente recorre la casa
busca el cuerpo que se enfría.

Ese pájaro de ojos oscuros y profundos
se nutre de almas
toma el alimento con sus garras y batiendo sus alas
vuela hacia el cielo

Ahora el cuerpo despoblado de calor se viste de tierra
cuerpo que pronto será polvo.

 

 

Sobre el asfalto un pájaro agoniza
a su alrededor varios transeúntes observan en silencio

Su mirada fija
atraviesa el cielo y en sus ojos
el brillo desaparece.

Para el próximo amanecer
su canto hará falta al coro
que recibe el día.

El pájaro  agónico
mueve sus alas por última vez y emprende vuelo
hacia la muerte.

 

 

Oficio

 

A veces el misterio de mis muertos
me transporta a los abismos de la noche.
Me invitan a embriagarme con formol
en cavas de legítima tristeza
e inyectan en mis venas un frío penetrante
que congela las palabras.

Ante sus gestos de agonía me convierto en el artista
que les pinta en el rostro una última sonrisa.
¡Oh, mis muertos
han dejado en esta tierra
un sentir de su presencia!

 

 

Y entonces me pregunto si he escrito tanto
como para dejar de hacerlo,
si he tallado con mis manos las palabras en madera.
Mis palabras son el breve aliento que me queda
apenas insinuado
en papeles desteñidos por el tiempo.
No sé si las escuchan,
no sé si han seducido oídos solitarios.
Mis palabras van quedando incrustadas en la mente de los muertos,
van dibujándose en las páginas de un libro.
Hoy mi nombre es de palabras,
hoy mi vida es de palabras,
mañana mi muerte sólo palabras será.

 

 

Como una señal

 

1
Los días afanados que dejan cicatrices en tu cuerpo
las palabras que decías
hoy se enredan en tus labios
como una sombra el silencio te rodea
en tu espalda y en tu memoria, padre
los recuerdos son fosas llenas de anzuelos enredados.

 

2
De color gris
el cofre de mi padre
gris como un día triste que se anuda en la garganta
Al otro lado del vidrio
su rostro duro es una piedra suspendida en el aire
De color gris
el cofre de mi padre
gris metálico, acorazado
suficiente para un viaje eterno.

 

Hospital

 

Parece que vinieran de la guerra
con sus ropas ajadas y sus cuerpos mal heridos
Ahora que la vida peligra
hombres y mujeres de blanco
buscan solución
Hay corazones que no quieren palpitar
pulmones con fugas de aire
huesos quebrados
sangre a borbotones
la piel y su inventario de agujas.

Se siente correr por los pasillos
un frío que lleva de la mano la presencia de la muerte.

 

Los vagones del tren

 

Como barcos viejos a la orilla del mar
roídos por la sal

anclados en una estación
que no les pertenece
con el follaje que produce el tiempo
cercando sus ventanas

Los vagones del tren
conservan aún en su interior
los ecos de la algarabía del domingo
a veces los imagino como un animales
furiosos rugiendo
surcando la montaña
con su humo opacando el sol

¿cuántos viajes hacia la tristeza?
¿hacia la alegría?

Viajes esculpidos en las paredes de un túnel
ahumadas por un tren.

 

 

Se necesita un amanecer
limpio de muertes

para rehacer la vida
y arrojar el dolor como una piedra
a las aguas profundas del olvido

Se necesita un corazón
a prueba de tristeza
que aprenda a convivir con la efímera
felicidad moderna

Es necesario
negarle espacio a los recuerdos
y dejar que la memoria albergue
las telarañas que deja el tiempo.

 

Villa santiago

 

Atrás de la casa
muy cerca del patio
                              pasa el río
Su sonido invade el espacio
                                         es música que refresca el alma

Río abajo sus aguas arrastran el grito de los ahogados
que se pierde entre el follaje
en sus orillas los árboles extienden sus ramas
como brazos que beben el agua fresca

Las piedras son esculturas que el agua crea con el tiempo

 

 

El río

 

Como un dragón
bajo el agua
con la boca abierta

El río
en llamas
furioso y desbordado
convierte las piedras en ceniza
                                                 oscurece sus orillas

es un gemido de animal agonizante
que arrastra todo cuanto vive                                                                                        
es lengua calcinante

Su esplendor irradia la montaña
aves nocturnas cantan desesperadas a su paso
El fin de la noche
parece el fin del mundo.

Amanece

El río se desliza sereno
con sus aguas negras humeando.

 

 

Alzar la mirada al cielo
ver la luna envuelta en nubes
deslizándose lentamente
recorriendo la ciudad.

Caminar silencioso en medio de la gente
absorbiendo cada olor
descifrando figuras de sombras

Alzar la mirada al cielo
cerrar por un momento los ojos
sentir la lluvia
la fuerza de la lluvia
tatuando en el rostro el paso del invierno.

 

 

Ese pájaro que se posa en el muro                                                              
tiene en su pecho y en sus alas
el azul del cielo
Su cabeza
como el segundero de un reloj
picotazo
a
picotazo
              se come el día.

 

 

Recibo de la tierra el frío
que me nutre como a un árbol

El sonido de la lluvia
no alcanza a humedecer mi pecho

Siento las pisadas del alcaraván
escucho sus picotazos cuando entran en la hierba
y succionan los gusanos

A veces lo imagino a un lado de mi tumba
como un ángel de piedra custodiando mi silencio.

 

 

El poema

 

Sentir su lengua viva
mágica como el sonido del viento
hurgando en el oído
queriendo entrarse para salir por la boca
recorriendo la sangre

El poema con su corazón palpitando es brisa de la noche
lluvia de palabras.

 


Fotografía: Frady Amariles

Jesús Gómez   nació en Santiago, Putumayo Colombia, en  1978. Es dibujante, perteneció durante cinco años a los talleres literarios de las bibliotecas de Comfenalco. Asistió a las escuelas de poesía “vanguardia y retaguardia de la poesía latinoamericana “dictada por el poeta Armando Romero y “generación Beat” dictada  por el poeta Esteban Moore,  ambas enmarcadas dentro de la programación de dos  de las versiones del Festival Internacional de Poesía de Medellín. Miembro activo del grupo Satélite con el cual realizó durante varios meses talleres de sensibilización frente a la lectura y la escritura en  diferentes instituciones educativas de la ciudad, actualmente estudia licenciatura en humanidades y lengua castellana.  Trabaja como librero en las librerías interuniversitarias.

Última actualización: 04/06/2021