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Gemino H. Abad, Filipinas

20º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Fotografía de Nidia Naranjo

Por: Gemino H. Abad
Traductor: Ellyde Maestre, Lourdes Brillantes, Sol Gaitán

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 86-87. Julio de 2010.

PIDIÉNDOLE CUENTAS A MI ALMA

 

Esto es un ajuste de cuentas, y no voy
a ser delicado contigo, alma,
quienquiera seas, conocedora de mí,
que siempre se me adelanta y me define
ante mí mismo, y que no puedo contradecir.
Siento que no haya paz entre nosotros
a no ser que te rindas.

¿Qué universo llenabas, alma,
antes de encontrar mi rancho?                                      
¿Qué fue lo que te hizo pensar
que yo iba a ser sociable?
No recuerdo cómo nos conocimos;
Creo que en general soy cortés, y que sonrío         
como un necio ante cada situación embarazosa.

¡Cómo ha perdurado nuestra relación!
Repasanado nuestra historia curiosa, hallo
que no sabiendo fingir un motivo puro
para mi acción, he sido astutamente
atrapado en un rincón donde te burlas
de mi espía secreto, conozco tu intención.
He vislumbrado tu estrategema. He pillado
tu acto deslumbrador.

Cuando era joven no tenia lenguaje
para fabricar una gramática y sintaxis especiales
de acuerdo a mis necesidades, las que maceradas en el brebaje
del sentimiento, todo lo desgarraron  y le rompieron
el corazón a una doncella.  No había calculado cómo
de aquellos dolores y restos sacarías
el alfabeto que me permitiría hablar conmigo.

Ahora tu voz traza anillos alrededor de
mis palabras,  !Y no puedo negarlo!
No me dejas opción en el asunto.
Eres codiciosa, alma, pero haré el papel
del rebelde en tu juego, y sonreiré para envolver
el asesinato en mis pensamientos con las mismas
palabras que echan raíces y florecen en tu campo.

Las mismas palabras, pero en la larga noche
del mundo, ¡soy también su refugio!
Con su luz, pierdo la fuerza y el color
de mi hazaña, y con mi orgullosa soledad de repente
vacía, encuentro este libro de cuentas
bastante insípido en la acción, demasiado ensimismado
¿No veo otra vez tu mano en esa repetición?

¿Qué debo hacer contigo, alma
mi doble, y un significado repentino
que mina mis deseos
y dinamita mi contramovimiento
y que abarca con la suya mi voluntad,
cómo conceder con gracia en mi derrota?
¡Deberías darme la cuerda para ahorcarme!

Porque yo sólo vivo según tus deseos
y mientras mi nocturno arlequín de ojos achinados
caliente mi sangre, tendré que inventar otro ardid
para impedir otra vez tu engaño de costumbre.
No creo que puedas siempre dirigir mis días
sin perder el ritmo. Así, en el momento
en que flaquees, te quitaré el habla.

Traducción de Sol Gaitán

 

EL CUIDADO DE LA LUZ

 

Tan pronto como anochece, enciendo las luces
en la casita de mi anciana profesora, y la mañana
siguiente antes de irme a la oficina, las apago de nuevo.
Con una llave abro la verja y con dos
la entrada mayor. Enciendo la lámpara en su librería,
la vela al Sagrado Corazón en la estantería
que sobresale de la pared; luego enciendo la única
bombilla eléctrica afuera de la cocina, y por último,
las luces halógenas, rojas y verdes como luces de Navidad,
bajo el alero delantero.
         Sigo estrictamente sus instrucciones.
Es un amante del orden en su vida, y requiere
el mismo orden en el comportamiento de Los demás ―
una disciplina de la mente a veces aterrorizada
de las suertes y los peligros del tiempo ladrón.
Necesita siempre estar en control,
aunque ahora ya envejece y está débil, tiene dificultad para caminar,
sorda y casi ciega, y a menudo está enferma, por lo tanto,
no tiene alternativa, no tiene ningún asistente que pueda aguantar
su sentido de orden, y tuvo que abandonar su casa
para vivir con su hermana,
                                      finalmente dependiente.
Ahora en la tiniebla y el olor a humedad
de su desértica casita, con las ventanas cerradas,
sus libros y papeles, antes llenos del aliento
de sus búsquedas impetuosas, tienen una capa de polvo
sobre su mesa de trabajo, que parece esperar
su vuelta.
                                                                 
Pienso en un tiempo antes cómo
iba enérgicamente a sus clases temprano en la mañana,
vestida con un estilo capaz de avergonzar las solteronas, y luego llamaba
nuestros nombres como si cada uno tuviera un cargo
irremplazable en su orden invencible de las cosas;
y luego, sus hombros encorvados, enseñaban
con una pasión que, antes de la tempestad imperiosa
de su pregunta, nos empujó a gimotear
en la llana abierta de los vientos cortantes del mundo.
         Así que; al cabo del día,
Yo soy el encendedor de sus lámparas en su asteroide silencioso,
entre los libros, papeles, escombros de tiza.
Cierro la verja detrás de mí mientras ando a zancadas hacia afuera,
asegurándome que oigo el sonido minúsculo de la cerradura.
Sigo estrictamente sus instrucciones.
En su calle las lámparas proyectan mi sombra.
Los grillos en los arbustos
zumban por naturaleza.
En el mismo orden, amanecerá
mañana, y volveré yo.

Traducción de Alice Sun Cua

 

EL PAPA EXPULSA ALGUNOS SANTOS

 

Ahí burbujea en un frasco en una catedral
La sangre de Januarius a quien el papa desaprobó.
Aquel bautizado como Januarius, ¿qué hará?
Sólo someterse al exilio del calendario romano.
¿De quién es la sangre que todavía bulle en una catedral en un frasco?
La leyenda también susurra un nombre ex cathedra.

O Roma, sin el conocimiento de las ruinas,
Hacer esta guerra sutil a sus santos.
¿La imaginación no nos hace sagrados con leyendas?
Mejor expulsa los íconos de maderas o hierros,
Las leyendas están tejidas de una concepción indestructible
Y burbujean con la sangre en nuestra catedral.

Y ella la llamada Ursula ¿Qué hará?
Y las once mil de vírgenes, ¿Perecerán?
Cuando la mente pierde un nombre, pierde una percepción.
El nombre es imprescindible a su sustancia.
Si no, se hiere a sí mismo en aquello que no respeta.
O la cosa susurra ex cathedra su tema.

Úrsula solo es una leyenda de una idea,
El tema es sagrado porque la idea lo cree.
La leyenda es la creencia en la idea que lo persigue.
Porque la idea exige un nombre:
Úrsula es un nombre e incluye las once mil vírgenes.
La idea burbujea con la sangre de las once mil vírgenes.

                                                                          
Nuestro mundo sólo es nuestra mente que acaricia cada cosa
Al fondo de su nombre. Sin embargo cada cosa siempre tiene
Muchos nombres porque la esencia del amor es la abundancia.
Es por eso que la cosa, si tiene el amor de la mente,
es indestructible. La mente ama la ex cátedra,
Y la leyenda es la autoridad de la cosa.

La mente ama la idea, como cuando contempla
Christo pherein: él, Cristo, la palabra de la idea
“Si Dios fuera un Niño” ― y por tanto, Dios
Se transforma en niño y tiene en el niño su Nombre.
¿Quién transporta el Señor a través de las aguas de su pensamiento?
La mente ama en la idea, y allí está el barquero del Señor.

Traducción de Alice Sun Cua

 

JEEPNEY*

Tenga en cuenta francamente
este pedazo de tormenta
en las entrañas de nuestra ciudad.
La encarnación de chatarra,
¡Qué ingenioso rescate!
Ahora su cuna moldea nuestro espacio,
sus chucherías vulgares, nuestra vista.

En el bache y la inundación,
sexo murmurador del tráfico,
máquina de discos del bullicio ―
Marco tu orgullo de paso zigzagueante
que no hace caso a las piernas ni al semáforo.
Presiento que nuestra verdad se ríe
en nuestras vísceras, no necesito
palabras para arreglar su texto.

Este fénix monótono de nuestra calle
no es ningún enigma.
Es una lección cotidiana de la historia
que suda en una esquina cerrada.
Su avería y supervivencia
compone nuestro Libro de la Revelación.
Podría ser la máquina presuntiva
de nuestra última mitología.

Mira, nuestro Macho Encarnado,
una toalla colgada en el cuello.
Nos trasporta donde las temporadas                                      
de nuestros pies nos abandonan.
Viaja con las estatuas de sus dioses domésticos,
con la Virgen de Súbita Misericordia.
Nuestra Memoria Colectiva, no olvida
cobrar ninguna tarifa. Ni el destino de cualquiera.

Mira cómo nuestros paisanos se agarran
a este trapecio contra todo el peligro.
Toda la vida seremos acróbatas
y sobreviviremos pacientemente.
Nuestros cuerpos se alimentan de proximidad,
nuestras mentes aceleran con el chisme.
Nos congregamos en espacios estrechos,
y gorjeamos un país de paciencia.

Aquí todavía está nuestro centro.
Cuando sueña con gente,
vuelve vacío a sí mismo,
no tiene el poder de abstracción.
Abandonado a sí mismo
sin estar en el cuidado de alguien,
los jeepneys pasan volando a través de él,
nuestro largo país de paciencia.

Por las noches me quedo despierto, oigo
un ruido tectónico a lo lejos.
¿Será una desolación inventada
desde esa reliquia de los estragos,
o, fuera de su dureza polvorienta,               
esa obstinación de mera supervivencia,
una reserva lenta de trueno
desde el espíritu subterráneo de la fortaleza?

*vehículo más económico y popular en Filipinas.

 

EL PROBLEMA DEL MILPIÉS

 

El problema del milpiés
—que tiene mil pies—
es insoluble.
        Porque, si con un solo pie
no puede ayudarse, y dos
bastan ya para correr,
¿por qué no pensar
que mil pudieran correr más veloces
que un pensamiento?
       Y además, ¿y si
un cuerpo fuera proporcionado
a sus miles de articulaciones?,
¿qué cosa en la naturaleza
desconcierta la especulación?

Perdone, señor,
pero será mejor, tal vez, que
pedirle al milpiés
su opinión.
¿Y si necesitara arrastrarse?,
¿y si mil pies, ni más ni menos,
fueran más adecuados que algún otro número
nacido sólo de la mera especulación,
para usos más raros y tal vez más sutiles
de los que podríamos imaginar
¿si estuviéramos inclinados a arrastrarnos
alrededor de la brújula de su cuidadoso reptar?
                                                       
Ten en cuenta ese cuerpo pequeño,
su brillante armadura de metal suave
más allá de nuestra habilidad de engaño.
Y cómo se arrastra en el polvo,
como una lección de paciencia.
¿No sería posible, entonces,
que para su existencia tan lenta,
tal equipamiento sea imprescindible
por mucho que repugne nuestras observaciones más profundas,
cuando nos tenemos solamente a nosotros
como referencia?
                           
Para comprenderlo, señor,
primero debemos aprender a movernos
hacia esa realidad que él sugiere.

 

LAS GUITARRAS DE CEBU

 

Cebu* elabora las mejores  guitarras;
No hay un por qué.
Lo de imaginario tiene su lugar;
Su opción no se puede apelar
ni su voluntad se puede aplacar.
         ¿Sería la madera autóctona,
El clamor de su médula?
¿Sería el pulso firme del artesano,
La arquitectura de su espacio
Que perdura, la nada
Por lo cual compone la música?
Todo esto naturalmente y nada;
No hay un por qué.
Lo de imaginario tiene su lugar.
         El zumbido de las cuerdas
Recoge nuestras selvas por ahí,
Su rodeador silencioso
Un ambiente para nuestro sonido.
El ritmo, toca la mano contra la madera,
De cada nota lo mismo muerto,
Se despierta el trueno enroscado
¡En nuestro nacimiento!
         Todos estos ― el bajo
Y el tono de ser,
En la madera, en la cuerda
Están dispuestos para nosotros,
Nacidos antes del sonido.
                                                                          
Pero  no hay un por qué.
Cebu elabora las mejores  guitarras.

*Cebu es una ciudad grande de Filipinas, situado en mitad del archipiélago, el sur de la capital del país, Manila.
        

 

Traducción de Alice Sun Cua

 

PARÁBOLA DE LAS PIEDRAS

 

Cada que salgo a la mañana
del mundo, mis bolsillos
están llenos de piedras.

No puedes verlas
donde están mis manos escondidas,
a veces heridas por su filo.

Y un rápido e implacable propósito
tengo yo, y no hago preguntas.
Mis manos están frías.

Unas pocas piedras me quedan
al final de cada día,
y gruño mientras mis manos sangran.

Mi estado, ¿quién lo puede aguantar?
Y mientras rompe la mañana vuelvo a saber
que tengo más piedras que lanzar.

No puedes verlas
donde mis manos se ciernen
y todos mis días sangran.

¿Quién cerrará mi mañana,
O, quién vaciará
las piedras de mis bolsillos?

Traducción de Ellyde Maestre

 

CARTA IMAGINARIA A MIS DOS HIJOS GEMELOS

 

Querido Davie, querido Diego,

           Estoy en una isla llamada Oahu.
Aquí hay mucha gente blanca, se les llama haoles.
También hay japoneses, chinos, filipinos.
He visto los campos de caña de azúcar
Donde los ilocanos trabajaban cuando recién llegaron.
Qué pobres deben haber sido y qué solitarios;
nadie podía seguir su discurso hasta su isla natal.

           Hay muy pocos hawaianos nativos;
sus palabras, que son nombres de calles y edificios,
les exceden en número. ¿Cómo pudo haber pasado esto?
Mucho tiempo atrás tenían una reina, pero vinieron soldados de América
Y se llevaron su trono, y después toda la tierra.
Aquellos que pelearon fueron asesinados, y luego murieron muchos más
Porque no sabían de las enfermedades que los soldados trajeron –
nunca antes estuvieron más enfermos en su isla.

          Pero es una isla hermosa
Quizás porque la historia de la naturaleza es tan diferente a la nuestra.
Árboles y montañas y cascadas y playas son su hablar.
Y quizás, porque nuestra propia historia es oscura,
Vemos sólo la mitad de su belleza, y sólo soñamos con buena voluntad y paz.
No puedo descifrar la tristeza humana que infecta nuestro sentido de la belleza.

           Dejadme deciros ahora
Sobre el árbol bayán chino junto a mi ventana.
Esta noche es mi padre porque su amor
Era como un gran árbol pero sin palabras.
Cada mañana en ese árbol bayán
Muchas clases de aves cantan a plenitud,
Así que ahora me pregunto: ¿mis hijos, dentro de unos años,
Recogerán del silencio de un árbol el afecto de mi propio corazón,
Y sabrán en ese instante, mientras hice su mundo,
Que deseé profundamente, cuando ellos hayan dejado ese mundo detrás,
Que yo sería el árbol para su mañana?

Traducción de Ellyde Maestre

 

DONDE LAS PALABRAS NO SE QUIEBRAN

 

Donde las palabras no se quiebran
No tengo sed por la verdad,
Muy tranquilo, estoy en paz.
          El tiempo fue
La verdad fue futuro perfecto
Pero ya no busco más,
he recogido todos mis fragmentos
                  
                        y que no se quiebren las palabras

Donde las palabras no se quiebran
mi sed se satisface
por cada primavera,
la primavera está en todas partes.
         El tiempo fue
Me esforcé por conseguir la verdad,
la pasión creció,
pero las palabras no lograron apaciguar.
La verdad no tenía fronteras

                   y que no se quiebren las palabras.

El Presidente cuyo Estado fue una Mentira,
el soldado que no disparó,
el pueblo gritando, palabras muriendo …
         O fruto de achiote,
caracoles detrás, cosas pululando…
Alguna vez estos fueron cachivaches de la verdad,
su diaria exposición,
pero no lograron constituir un libro
                    
                        donde las palabras no se quiebren

Ya no tengo sed por la verdad
soy, no tengo palabras compuestas. 
Nuestros tics han perdido su picazón,
el tic-tac de la condena se ha vuelto sereno.
Ya no vagaré incluso

                     donde las palabras no se quiebran

 

Traducción de Lourdes Brillantes

DOS MUJERES CHARLANDO ESCALERAS ARRIBA

                   ¿Oh, por qué son tan lentas las mujeres?
         Cogidas de la mano, charlando escalera arriba, y yo –
         justo detrás de ellas, pero no puedo pasar.
         Ellas se toman su tiempo, hacen una pausa. El tiempo es comida,
         sin sílabas su texto corre libre – y yo,
su vestigio bajo las escaleras inmóviles, tengo que aguantar
el peso del tiempo que pasa.
         No puede deslizarme por el cordón de su parloteo.

Levemente van cogidas de la mano, que oscilan entre ellas
un metrónomo de su ascenso negligente.
¿Qué podría absorber la mirada fija de su mente, sus palabras
los fragmentos y el centello de su alegría?
         Cuento los escalones para controlarme… uno… seis…
mi tiempo muere en las escaleras. Pierdo la cuenta.
¿Cómo puedo atravesar su argumento vivo,
o competir con el tiempo para cumplir mis necesidades?

         ¡Las escaleras! ¡Un espacio de libertad -date prisa!
Gira a la derecha, voltea, un fantasmagórico vistazo de soslayo
a su mirada curiosa – con un pie en el siguiente escalón,
¡por fin afuera! Movimiento libre en mi propio espacio,
mi tiempo, urgente dínamo de mis citas de hoy,
todos aquellos artículos necesarios, su afán y correteo…

Miro hacia atrás, aún están detenidas en medio de las escaleras,
         riendo con cosquillosas joyas de confidencias.
         Me siento extrañamente enajenado entrando de nuevo en mi proprio tiempo de su lado, la máquina de su secreta alegría,
         y aunque ahora estoy mareado subiendo más rápido las escaleras
         de mis asuntos este día, me siento de repente vaciado
         de la voluntad voraz de mis necesidades.
                   No puedo volver a mirar a las dos mujeres
         a ver la esclavitud en su mirada confusa.

Traducción de Lourdes Brillantes


Gemino H. Abad nació en Filipinas en  febrero 5 de 1939. Es profesor emérito de inglés y Literatura Comparada en la Universidad de Filipinas donde ha enseñado desde 1963 y se ha desempeñado como secretario de la Universidad, vicepresidente de asuntos académicos y director del Centro de Escritura Creativa UP. Recibió su Ph.D. en inglés en la Universidad de Chicago, beneficiado con la beca de la Fundación Rockefeller. Autor de ocho libros de poemas, antologías, relatos breves y ensayos críticos, por los que ha recibido muchos reconocimientos y premios, entre ellos: Palanca Awards for Poetry; Cultural Center of the Philippines Award for Poetry; National Book Awards from the Manila Critics' Circle. Libros de poesía, entre otros: Fugitive Emphasis, 1973; In Another Light: Poems and Essays, 1976; Poems and Parables, 1988; A Makeshift Sun, 2001; In Ordinary Time: Poems, Parables, Poetics, 2004; Care of Light, 2009.

Ha recibido, entre otros el Palanca Awards for Poetry;Cultural Center of the Philippines Award for Poetry; National Book Awards from the Manila Critics' Circle; Asian Catholic Publishers Inc. Catholic Authors Award; Gawad Pambansang Alagad ni Balagtas from Unyon ng mga Manunulat ng Pilipinas (UMPIL); Patnubay ng Sining at Kalinangan in Literature from the City of Manila; Premio Feronia, Foreign Author, 2009.

Última actualización: 13/12/2021