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Lauri García Dueñas (El Salvador)

Lauri García Dueñas en el Festival Internacional de Poesía de Medellín
Memoria Fotográfica del Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por: Lauri García Dueñas

PROMETEO
Revista Latinoamericana de Poesía
Número 86-87. Julio de 2010.

La tía

me sequé el vientre dos veces
el olor de mi sexo es fuerte
cometo cacofonías
alucino cometas radioactivos caer sobre mi calle y matarnos a todos
los cangrejos del mar pusieron sus huevos en mis ojos

lloro langostas

¿irá la iridiscencia a morir en mansedumbre?
dionisíaca resiste, firme en la ruptura
mis dientes brillan
pienso mosquitos zumbando y no duermo
(el calor es una masa ardiente en el trópico)
descalza desando el dictado medieval
el canto prehispánico roído en alusiones épicas
colecciono fósiles de antepasados y visto mis santos para salir a pasear
tenazas metálicas

creerán que soy un artificio fácil y cómodo
pero mi piel no es un reptil si no más bien
un cuerpo atravesado por mandamientos desobedecidos

 

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un cigoto de frío vive en mi corazón el olvido tiene tu sombra sabes enumerar los escalones que nos separan sabes el punto en que ocurre mi ebullición hoy destaparon las cloacas de mi calle hoy fui la misma de siempre la que no ves quebrarse en pliegues la porno sentimental que quiere romper una piñata la ciudad persiste en sus alambres rotos los hombres de la calle son fantasmas que rondan intempestiva fuga la mía aprendo a rechazar tu castigo cotidiano el opresor se nutre del dolor de los vencidos los vencidos van a rebelarse los perros saben del aullido pero las perras gritan también (nada es absoluto en el reino animal) tengo que irme de acá la falta de movimiento me está matando no nací para ser figura sedentaria coleccionando huecos y sangre quiero dormir rodeada por los faroles de la alameda central en una isla del caribe calco mi letanía en los cuadernos hago planes de todo lo que quiero escribir soy nahïf y voy a comerme el mundo a zarpazos hombre que huye en bicicleta excusas temporales para la misma certeza delirio de ti sobre mi carne sin voluntad el rostro de la víctima en tu mano mi rostro de víctima en tu mano quiero romper el cordón umbilical que nos ata me cansé de ser el alma gemela de tu incertidumbre la demencia de sísifo no repetir el camino voy aventar piedras voy a lapidar a la vieja mujer que se me metió en mis arterias intrusa no quiero vivir desangrándome la yo renacida va a romper cadenas de centenaria tortura voy a luchar contra el fascismo primordial ahora sí ahora sí voy a respirar llorar coleccionar primaveras amotinándose paisajes lacustres y marítimos el vecino tiene problemas de cama mis asuntos son más complicados que una sábana de cinco esquinas cuántas personas caben en una relación enmohecida la existencia es la mueca de dios burlándose no me gustan sus chistes hay que poner el cuerpo en la escritura el cuerpo en la escritura el cuerpo desterrar el pensamiento perdición del hombre nuevo hay que quemar la ropa vieja cumplir treinta años irse de viaje matar el tiempo de una vez flotar desnudos en las fuentes verdes caminar descalzos por el pavimento convertirnos en mendigos para dejar de sufrir dinamitar el pasado alud que arrastró el paraíso presente ven a limpiar la cocina a pagar las cuentas a dormir conmigo lluvia cernida sobre la ciudad de méxico ábrenos las fauces haz reír a los niños ladrar a los perros metáforas simples de nosotros he perdido la llave del gas he perdido todo lo que fuimos no me digas recuerdo no digamos morir tengo hambre la noche es venganza yo digo ruido celestial y el cielo de la ciudad se cae

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el tiempo es un texto indescifrable (creo) igual que los ruidos la tos y todos los detalles que se mezclan cualquier día de cualquier año cuando volteamos atrás nos damos cuenta ah ya pasó pero seguimos acá y suenan las campanas y los mariachis de la calle de cuba de la ciudad de méxico el diccionario que sostenía el mendigo ayer era uno de inglés-español y william burroughs y charles baudelaire tomarán café en la calle bolívar fijarán sus miradas en el cráter que causó una meteorita y conmovidos contemplarán el paso del joven que atraviesa la vía en monociclo el tiempo es un texto indescifrable el tiempo es futuro con agujeros de esténcil el futuro nos está comiendo la cara sin babero sin servilleta el futuro nos está comprando nos están comprando con pequeñas monedas que una mujer revuelve tira y encoge en una fuente en la entrada de roma ha llegado la hora al final yo sabía que iba a llegar la hora la hora de la letanía de la calle de la piel hecha partículas arrugas avenidas insistencia incertidumbre luna llena ruido de metal y crueldad y sábanas revueltas y pelitos y un domingo un domingo cualquiera sin esperas qué espero de ti: nada de todas maneras los demás no esperaban nada de mí o esperaban todo pero yo solo quiero viajar en trolebús ser pájaro multiplicado en ramas secas y alambres cuando era pequeña fui un pájaro azul un pájaro verde un pájaro anaranjado un pájaro color fucsia un pájaro con pico que cantaba cucurrucucú paloma yo también estoy herida de sombras pero ahora soy las cenizas de mi adolescencia y tal vez sea la hora de crecer pero no quiero crecer no quiero crecer ni denotar ni connotar ni acumular bacterias en los bordes de mi alma mi alma desesperada agonía angustia mi alma colibrí con problemas cardíacos mi alma muñeca miniatura mi alma llaves en cadena mi alma vos yo y todos los que estuvieron en medio mi alma este tiempo enorme derramado mi alma estos cuatro años fumándome el distrito federal comiéndome el distrito federal cogiéndome el distrito federal mi alma mareada por la altura mi alma de mendigo mi alma el mendigo hincado en el eje central sosteniendo un diccionario inglés-español en la mano derecha mi alma william burroughs y charles baudelaire tomando café en la calle bolívar mi alma tu cuerpo abierto en una herida de ojos y yo mirando la luz y yo por favor no te vayas y yo diciéndote  el futuro es un texto indescifrable que nos está comiendo la cara sin babero

 

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el tiempo es una estructura el hilo conductor de todos estos sentimientos acumulados en las horas los vidrios las ventanas párpados conceptuales intentos de escritura voz en el fondo del estertor de mi pecho ayer ocurrieron cuatro explosiones en mí mientras en islandia un volcán subrepticio llenaba de humo europa ah los países están explotando les dije pero la gente no se da cuenta y pisa los peces que corren invisibles en las banquetas de esta ciudad lacustre  el tiempo no existe  (creo) con paciencia me doy cuenta de la imposibilidad del destino de herirme porque soy dueña de mi voluntad absoluta sueño que soy la realidad y detrás de mí corre una horda de zombis vegetarianos que se ponen los zapatos de su mamá para ir a bailar sueño que soy un átomo o una mitocondria que alrededor de mí los libros se sacuden el polvo por sí mismos y el ventilador de mi cuarto es un calamar negro para mientras o mientras tanto afuera el mundo nos sigue contaminando soy huraña tengo alergia al mundo a veces no me gusta el mundo sobre todo porque vos decidiste ser parte del mundo que me hacía daño pero yo tengo una ideología libertaria tengo garras para defenderme soy hija de un comunista nieta de un comunista hermana de un trotskista tía de unos pequeños anarquistas que manchan las paredes de san salvador con grafitti tengo la capacidad de fabricar cuatrocientos cuatro mundos en mi cabeza para ponerlos al revés no creo en las armas pero agarré una pluma y me dije ‘esto es lo único que tengo’  nunca voy a soltar mi pluma nunca voy a soltar mi pluma nunca voy a soltar mi pluma voy a morirme escribiendo a la orilla de un mar luminoso de anémonas fui y seré siempre sonámbula porque la gente que sueña y resiste nunca está perdida insisto voy caminando descalza sobre el pavimento no tengo miedo no tengo miedo no tengo miedo porque mi mayor miedo era perderte y ya te perdí toda mi angustia fue quemada en una hoguera de arena y ahora tranquila tomaré el camino más luminoso que me lleve a  Luna Nueva ahí voy a recostarme en sus curvas cuneiformes descansaré mi alma agrietada de años y le gritaré a la humanidad que todo  ha valido la pena

14

el tiempo es un niño con el corazón inmóvil parado en  medio del pasillo mientras los demás juegan caracol metafísico yo también estoy asustada como un niño prohibido estar triste leo pero cómo no estarlo si todavía no dimensiono las consecuencias de esta ruptura hostil con el pasado es domingo suenan las campanas una tras otra mírame estoy hecha pedazos tenía que huir mi instinto de supervivencia me colocó a este lado del cristal donde soy un pez viendo pasar a los comensales abriendo y cerrando los labios pensando en mi origen de mar mientras habito una absurda pecera  tengo frío en el corazón estoy asustada pero si seguía contigo iba a convertirme en la sombra de los árboles y no puedo soy helecho salvaje viaje rayita clorofila reproduciéndose en hojarascas si toca elegir prefiero a eros que a tánatos cantar boleros emborracharme en las cantinas ser un lugar común mirar embobada los murales del teatro del pueblo pablo o’higgins y diego rivera conversan tomando agua de melón mientras en mí crece la voluntad del tacto tocar los andamios que se extienden tocar las perillas de casas ajenas tocar los muros arrugados tocarme menos que antes tocar el aire y dibujarlo conservo intacta la voluntad de vivir soy una gota cayendo desde un balcón sobre belisario domínguez abro bien mis branquias en busca de oxígeno los chicos siguen jugando en el pasillo el niño del corazón inmóvil no corre tras la pelota porque él conoce de la angustia los brazos inservibles y sabe del tiempo lo que nadie pudo

 

Mi hermano

nunca necesité un superhéroe de capa roja y estrellas amarillas
porque tenía a mi hermano
supongo que algunos tuvieron que comprar en la universidad
un póster del Che
yo no
porque tengo a mi hermano
azar molecular del destino, habitó mi misma casa
era flacucho y audaz, más nadie sospechaba que
podía encumbrar cometas y romper todas las tejas
hacer volar con cohetes las cañerías de rabiosos vecinos
bajar las guayabas más altas del guayabar
surtir de pepetos a sus amigos ingratos
que lo dejaban arriba del árbol cuando él, generoso,
ya se los había aventado todos
como si fuera poco
le quitaban los plátanos de la canasta verde
con la que lo mandaban a la tienda hasta dos veces
él siempre le hizo caso a mi mamá
en arrebatos egoístas, mi hermano,
escondía los pasquines en el cielo falso de su cuarto
o me reventaba la nariz por no dormir la siesta
pero después (porque los superhéroes sufren de culpa y ternura)
me pintaba todos los carteles para el colegio
y me dibujaba cuentos solo para mí
y así
pasaron los años ridículos de nuestra infancia
mi hermano se metió a la guerrilla
se enamoró joven
coleccionó lentes oscuros
tuvo miedo
un día se fue hasta el final
me quedó en los ojos cuando cruzó la esquina
y le prendí una vela roja a toda su vida
para que no lo mataran los hombres
que no entienden que los héroes son siempre los más pequeños
mi hermano volvió
porque siempre pudo volver
se emborrachó en los bares
se volvió a enamorar
tuvo hijos
y por fin
conoció a la mujer que ama
él
me salvó de mi misma (varias veces)
por eso
yo
nunca necesité un superhéroe de capa roja y estrellas amarillas
porque tenía a mi hermano
supongo que algunos tuvieron que comprar en la universidad
un póster del Che,
yo no
porque tengo a mi hermano

playa san blas, el salvador, jueves 15 de enero de 2009

carta de Ulises a Penélope hecha Martina en medio del son de mar
mátame de azahar
volvámonos una peste de flores
hagámonos crestas inolvidables sobre los barrotes

que donde sea nos llegue la eternidad
estemos siempre unidos

desata de tus pechos las corolas

ahógame en tu texto tenue de luz
que ya he caminado demasiado
que de la inmensidad oigo el ruido
de tantos héroes cobardes hechos dioses

en medio del vaivén de esta enloquecida ciudad en ruinas
no necesito más mentiras
sino el puerto de tus ojos

que las venas de tu carne
me abracen
que tus manos sean el fin de este vacío

suave muchacha, soy Ulises
el que solo escribirá tu nombre en una pequeña barca
que invadirá orgullosa la ondulada línea de los mares

si hay un dios que nos guarde
no devores mi espíritu
no mastiques mis anhelos en tu afán por quedarte sola
amarrado el pelo frente a la ensenada
perdida la mirada
en el yerro de lo acaecido

si de mí tuviste mis manos limpias
mis desvelos trémulos
mis labios temblorosos
todo el ánimo de mi alma
no nos destruyas
que para eso existe el tiempo, la antigüedad de los libros, todo el salitre acumulado en los galeotes, una bandada de pelícanos sin rumbo fijo, el enojo del destino que lucha por destruir la voluntad de los vivos

amada:
guárdate fiel para mi partida
para mi retorno que sigue siendo el sino de los niños

te prometo
que ambos seguiremos unidos
aunque todo el universo y este mar insistan en perpetuar mi viaje
y yo
solo guarde en mi pecho
tu voz
templo perfecto para no ahogarme en el olvido

volveré, amada prometida, volveré

 

ultramar de pájaros


“Ven, ayúdame a aplanar esta gota”, Bob Kaufman.

 

esta madrugada me despertó un ruido de pájaros,
vehementes, acosaban el letargo de mis ojos cansados de besarte los lunares

a estas alturas
la parte ulterior del mar habría sido una tranquilidad remota de náufragos de labios secos o las manos de pescadores que vuelven al café tibio y a sus hamacas

si estos pájaros fuesen rostros habría preferido olvidarlos y solo recordar tu voz, soñar con pelícanos de encías rojas que se zambullen en las aguas de tus ganas temerosas

yo
no soy más un pulpo de largos brazos, soy un erizo de mar en la boca de un Ulises venido a menos, una historia de equívocos y disculpas que se va sumando a la órbita de Saturno, que ha hecho crujir las simientes de este corazón repujado

no me gusta escuchar de otros labios la imposibilidad, el cinismo de la época que va separando personas como los colores primarios que nunca se encuentran puros en la realidad

por eso, tiendo a inventar fantasías, a emocionarme más de la cuenta cuando no es debido, a soñar con vos, una madrugada si a penas te rozo

allá lejos, descansan las huellas de las gaviotas en la arena, pedazos de troncos arrastrados por las olas, un viento suave que besa los párpados y que comprende –como yo- que el tiempo dejará de creer en nosotros

a varias millas de esta ciudad, flotan cuerpos hinchados de ahogos, peces de colores que insisten en combatir el olvido, gritos de otros pájaros en las ventanas de otros ojos cansados de besar lunares

porque la noche tiene la densidad de la sal

y le caben adentro todos los cuerpos del mundo

en el más allá,
crecen enormes campos de arena dulce
luces de ultramar en el organismo indócil del océano
grises submarinos de encendidas escafandras
anhelos indómitos por resistir a las fugas
y un Ulises robado que mastica erizos de mar

tengo una sonrisa llena de escamas

algo se ha confundido

al bajar de tu piel esta mañana
caminando hacia mi casa
vi que los pájaros que gritaban en tu ventana se habían convertido en pelícanos de encías rojas.

más allá de tus pájaros

más allá de tus pájaros que siempre me despiertan en la ventana está la madrugada cerrada y oscura
los suaves sonidos de tus dedos en mí
el olor a almizcle/mezclado en el aire/ácido
acompasando suaves gemidos y redundancias

pasos de felino ensucian los escalones
mi sexo es un gato pequeño, pienso

de la cama y tus besos cae la lápida de palabras que unidas no entiendo
si esta es la última noche de tus constelaciones
si la vía láctea es un oscuro pozo en el que habré de caer dormida hasta que vuelvan a acuchillarme los grillos con su incertidumbre de ser insectos o batracios
si tus estrellas de piel fueron cayendo en mí hasta hacerme decirte que yo sí me confundí
que soñé hierbas húmedas/café en la mesa/estructuras cinematográficas de predecible designio
si ocurren las miserias y no acaban y el mundo está descolorido de tanta lucha de clases
si la escritura es la inútil actividad de los frenéticos
si yo no tengo más trinchera que este cuaderno a rallas
si la tarde amenaza con su velo de lluvia y yo
tengo que detener las horas del día para quedarme así
quieta
y escribirte esta suma nihilista de signos
si toda la masa material del mundo parece caerme encima y casi ocasionar palmeras donde abajo dormirán perros ojerosos y afables y nada
y nada
si todo

quédame tuérceme jálame explótame pícame oríllame usa mis piernas bórrame exprímeme quítame el agua del cuerpo chúpame bésame descuelga el reloj de su eje del tiempo tírame al fuego dóblame méteme en una carta y envíame
luego escribe sobre cualquier papel que tengas a mano, la razón nociva por la cual no podés aceptar que mi existencia febril descanse debajo de tu cuerpo la terrible necesidad de ti

yo sí te necesito

posiblemente creás que es irracional de mi parte ofrecerte el paralelepípedo de mis días
yo sé que a estas alturas sería necesaria una verdadera lluvia de pelícanos sobrevolando con sus encías rojas esta nueva ultramar de pájaros que crece en la tibieza de mis muslos sosteniendo tu embate

no huyas
quédate a dormir los simulacros de los sismos
la desidia de los dioses sobre el agujero de los vivos

quién pudiera salvarme de estos días lúgubres que me arrebatan de las uñas la certeza de mí

posiblemente nadie

por eso el pájaro pequeño que brinca sobre el asfalto esta tarde gris ha desaparecido rápidamente de mi campo visual

por eso tus constelaciones son incontables lunares extendidos

por eso soñaré hasta arrancarme la sangre en kilos de estaño
con el epitafio que pondría
sobre la lápida
de nuestra última noche de carne

 

por la perdición

el mundo guarda su ruido para sí
su pregón metálico y de sirenas
aún así, el cielo de hoy es un pálpito
que mella las cavidades convulsionadas de la ausencia

afuera y muy lejos
cerca del mar
Martina ha colgado sus bragas chorreantes al sol
y las gotas de agua fresca que caen
provocan el deseo de Ulises
como un gusto salado en la parte superior del paladar

el joven tiene empañadas las gafas
y un nudo de odas griegas en el sudor de las manos

el sol
hace crujir la arena y el pavimento

el sueño se convierte en dolor de párpados

de la otra noche, no recuerdo exactamente tus contornos
supe menos de tu silencio y un poco más del transcurrir circular de tus ojos
así, en la lucha que hacen de noche los gigantes cuando saben que el tiempo es también el enemigo, volví a ver el hueco del túnel que conocimos juntos

empiezo a reconocer las manchas de tu cuerpo, el tono pálido de tu piel,
pero el olor irreconocible de tu aliento
hace colar las gotas
en el piso de madera
causando un profundo estupor
en la estructura ósea de la realidad

guardo varias preguntas como Ulises en el paladar

tengo ganas de ser ola golpeando el musgo cavernoso de tu cuello
de comerte a dentelladas galeónicas
tener una soga prendida de mis velas
y volver a caer en el deseo agitado de los mares

de la perdición augurada, recobrar el brillo
clavarte estacas en los poros abiertos
agarrarme con mis rodillas de tu abdomen
como el amor se aferra a la vida
más allá de las tragedias cotidianas

y en el cielo enverdecido, entre el ruido de los coches y los barcos,
empezar a reconocer tus contornos
dejándote ir cada vez que sea necesario
destruir el apego, esclavitud tardía de los hombres
dibujar un eterno silencio
y apagar las luces que nos mezclan con los demás

Martina deja secar sus bragas en el patio
Ulises ve chorrear las gotas de los encajes como mira los erizos de mar y se los come
el viento hace grietas en las manos ásperas de los pescadores

él
todavía no volverá

Penélope
ya no espera en el puerto

ayer fue la ausencia
el adiós de las manos agitadas
la juventud que creímos detenida

hoy es el sol que se refleja en la arena, que abre y hace crujir el pavimento
mientras el mundo guarda el ruido para sí

mazunte, oaxaca, méxico, 5 de diciembre de 2007

hombre-mar

A César:

Había una vez un hombre que llegó al mar a pedir perdón
"perdóname", dijo, y cayó verticalmente sobre un pez

agitó alas de pelícano, mugió y luego se rascó las pulgas
porque era un perro al que algunas veces la gente le daba de comer espinas de pescado que le hacían daño

daño

"perdóname" por ser este atardecer de piedras dormidas como focas, de pies que sumidos en la arena casi se tropiezan

"perdón", repitió, por contar sin planetarios tus estrellas, por reírme de las extrañas formas de la osa menor y juntar piedras que parecen todas iguales
"perdóname", río, por dormir demasiado, pensar en ti sin admitirlo, inventar días dislocados donde todas me miran la-entre-pierna

para luego lograr todo lo contrario:

que tú creas que no pienso en ti

caminó
miró cómo recogían los huevos de tortuga y cómo los enormes reptiles acorazados lloraban al parir

"perdóname", concluyó, te extrañé sin darme cuenta, me confundí:
eras tú la que miraba el mar
y caías verticalmente sobre un pez

“La vida se instala en formas privadas de tercera dimensión, que desaparecen si se ponen de filo o dejan apenas una rayita rosada inmóvil vertical en el agua”, Julio Cortázar.

Otro idioma

Nada de lo nuestro puede explicarse así nomás
hemos tratado de dotarnos de un lenguaje diferente, privado
sobre todo privado
a otros, amantes arquetípicos,  les interesan los peces
pero a nosotros, sombras mundanas,
instalaciones cómodas dentro de la burbuja
nos interesa el jugo de naranja con guayaba que tomamos después de untarnos con aceite una noche de esas en la que tuvimos que escondernos hasta de los des-conocidos
tomamos café en las librerías
comíamos en el lugar de las mariposas
hablábamos de nosotros con total prepotencia y desparpajo
entregándonos a nuestras particulares-
divagaciones-
metafísicas

nos interesa la posmodernidad ambulante
el centro histórico
decirnos amor en formas sucias e inquietantes
jugar a los niños con parques y comer dulces rellenos de cajeta

tanto y para mientras (dos de mis conjunciones favoritas)
estoy muy cerca del final de este viaje en que nos anudé más de tres veces en reflexiones proclives al llanto
intento hacer de mí una madeja de palabras inmortales y en eso estoy debajo de un puente, hay una paloma gris, asquerosa, que aparece recurrente como todas las de su raza, hay gente que deja basura cerca de las lenguas del río y recuerdo cómo hace once años hice lo mismo cerca de un atónito ecologista de caminos
hay tantas cosas de mí que quiero decirte
pero no puedo
sí, estoy casi al final de este libro rojo, de la lluvia diletante y enferma, del hastío por lo nuevo, del camino ése que no alcanzo a discernir y de un tembloroso afán por usar la caricia
oscura de anhelos verbales
ávida por conceptualizar la muerte y la miseria
tan dentro de mí que soy gris y horrible como las palomas
tan traslúcida como toda nuestra raza de verbo-diarreicos

cansada
cansada
de oírme hablar de vos para mis adentros
de barajar posibilidades del encuentro
mientras se hace tarde

próxima, turgente
instalada en los códigos privados de ambos
cansada

por eso me detengo

voy a hablarte en otro idioma, amor,
voy a decirte quédate, llévame al mar, dame de beber una cerveza oscura en el bar de la esquina
voy a decirte, amor,
arrójate al vértigo de tus ansiedades, de una vez y para siempre,

moríte,

de una vez

y cuando despertés, quiero:
volver a esas formas privadas, a nuestras películas surrealistas de primos sin sexo, a tu café, a la ducha en que no cabemos juntos, a tu cama –y a la mía-

y que todo el lenguaje  del mundo desaparezca,
en el fondo de los peces que otros fundaron

casi es el final de este libro rojo y de los garabatos
(te aviso)
cógeme de los huesos, amor,
hundí tus ojos de cíclope en mis caderas
háblame en otro idioma
volvé para que nos revolquemos en el pasto hasta matarnos como vacas,

hablemos de nosotros, por fin,
que ya fueron muchos los barcos, muchas las aves de paso, muchos libros de orillas con ríos, demasiadas las páginas
las páginas insostenibles
las nubes vistas desde un “arriba” artificial
tantas las canciones repetidas
el dolor de estómago de los poetas

¡Demasiados!
demasiadas las mandrágoras
los malvones
los ananás
las escrófulas
los arcos perpiaños
las nervaduras y, sobre todo,
los intercesores

confieso:
es imposible mantener el ritmo de esta postal de calles antiguas, demasiado soliloquio para ver un puente, demasiada la intolerancia al verbo y a los monumentos, ha llegado la hora de destruirlo todo, todo, todo el lenguaje del mundo y decirnos al oído
nuevas y sucias palabras de amor

la esencia libre de las cosas
entonces
hace un tiempo
el horizonte de los ojos se cerró
los pasos no contenían más que la desgracia inmediata de la ausencia
el estómago era un volcán sin cráter, y la mañana, un arrebato infame de luz
no había silencio
porque el mar del génesis era un papel arrugado en el Eje Central

y que sé yo, que no sé nada de-cierto
que soy el coyote diminuto que se mete al fuego y termina siendo un perro
que soy un animal con cencerro que se da de topes contra las ramas
que siempre me pierdo

era demasiada la distancia que me separaba de mí
demasiados los años huérfanos de hilo para coser
demasiado el olvido de la bóveda celeste
la negación de mis manos
estas manos grietas que recogen la leña que se convertirá en fuego

fueron
demasiadas las mentiras que inventé frente a todos
para justificar mi histeria

pero voy a volver

la lucha del encierro la gané por ahora

peleé cuerpo a cuerpo con todo lo que en mí existe de incierto
hice más preguntas que respuestas
lloré poco
me soporté

y qué se yo que no sé nada de-cierto
que soy la hormiga roja cabezona que corre en pantalones cortos detrás del mediodía
que lloro los domingos porque no soporto la soledad angustiosa de mi cuerpo
que tuve novios, amantes y amigos a los que mostré la farsa de mi piel, el orgullo de mis espinas

yo
que a veces me convierto en la jactanciosa desnudista de mis lamentos

pero
voy a volver
la lucha del encierro la gané por ahora

entre las zarzas gobernantes del desierto
dejé un poco del afán por lastimarme
por hacer de mí un cuerpo lleno de agujeros
y de mi alma, un lugar sin refugios

que siempre regrese la calma
que valgan todos los intentos

soy la misma

no ocurrió nada alentador que haga cambiar el rumbo de la bóveda celeste o el curso de mi propia historia

solamente
quizás
que en un amanecer fuera del tiempo
embebida en la suma de mis alucinantes moléculas
mientras la luz del sol hacía clarear las montañas verdes
sola
en medio de mi propio silencio
pude contemplar por un momento la esencia libre de las cosas
y me perdoné

 

Noche cerrada

Cae cansada la princesa jinetera
sacudiéndose el moho
cae por la barra show del reloj inquieto
bamboleando los glúteos sonoros y perversos
suenan las ambulancias allá afuera
entre putas y secuestros
con violencia mueve las caderas andrajosas
la noche cerrada
se para en el atril circunspecto
de las máscaras y los perros
en su baile frenético
los hombres en directo buscan su sexo
para besar la miel de las esferas
pero ella no para
totalmente dueña de su cuerpo
la noche agitada
cede a los tropeles de su vientre
lo expande todo
ataca
ataca
la página roja deshecha de pétalos
explota
explota

Al final
la noche rellena de pieles sudorosas
de miradas lascivas
de hombres ciegos
de mujeres sordas
se rasga por completo
las ropas
la ninfa pegajosa se clava puñales
ella sola

 

Pensando en la edad

Cuando la edad se instale en mis ojos
y mi juventud con sus rarezas explosivas
se vaya a pasear con otros
tal vez con los fantasmas de unos tiempos
hasta más radicales
entonces iré deponiendo algunos defectos físicos
y de las ganas

Cuando la edad se instale en mis ojos
recordaré esta noche bulliciosa
estos excesos de sexo compuesto
alcohol en la sangre y marihuana en los pulmones

Me acordaré de tu pelo
y de tu olor al salir de la ducha
o quién sabe si hasta tu nombre se me diluya
cuando la edad se instale en mis ojos

Me acordaré también de tu psicosis
de cuando me cabalgabas poderoso
amenazante
fuerte
orgásmico

Cuando la edad se instale en mis ojos
lloraré los sueños que no alcancé
como aeroplanos
añoraré la belleza sin rebuscas
mi piel olorosa y siempre lista
estos piquetazos en el vientre
los besos húmedos que regalo
de madrugada
sin previos formularios

Cuando la edad se instale en mis ojos
y cuando mi juventud con sus rarezas explosivas
se disperse en el ocaso de una vida intensa
lloraré y sonreiré un poco
por las locuras que no hice
y por las que hice también
y de seguro voy a extrañarte
porque no serás el mismo que quise ayer
o anteayer

Video: Todo empezó...

 


Lauri García Dueñas  nació en San Salvador en 1980. Escritora y periodista, la editora salvadoreña elcuervo publicó en 2005 su primer poemario, La primavera se amotina, traducida al catalán para la antología "Panamericana" que incluye el trabajo de jóvenes poetas americanas nacidas luego de 1976, su trabajo también ha sido incluido en las antologías "Mujer Rompe tu silencio" (El Salvador, 2005) y "Conjuro de Luces" (México, 2006). Participó en el II Festival Internacional de Poesía (El Salvador, 2003),  en el XIV Encuentro Internacional de Mujeres Poetas en el País de las Nubes (México, 2006) y en el Sexto Festival de la Lectura Paseo de La Reforma (México, 2006). Sus trabajos literarios, periodísticos y académicos han sido publicados en periódicos y revistas de El Salvador, Nicaragua y España. Como periodista trabajó durante dos años como redactora de la agencia EFE San Salvador y desde 2002 es colaboradora  del Primer Semanario Virtual Latinoamericano: El Faro.net. Actualmente estudia su maestría en Comunicación en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) becada por la Fundación Heinrich Böll. Prepara su segundo poemario: El amor es una incertidumbre demasiado prolongada.

Última actualización: 31/08/2021