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Andrés Eduardo Ramírez

 



Nació en Montelíbano, Córdoba, en 1989. En su vida colegial, en Quibdó, solía participar en mini obras reales de teatro improvisadas en los recreos, en donde se luchaba a capa y espada, con dientes, uñas y carne por los amores. Estudiante de Ingeniería Química de la Universidad de Antioquia.



Vida de un amor


El amor nace
mira con ojos sorprendidos e inocentes
su primer amanecer en el mundo
no sabe que lo que le procede a sus pies
aconteció ya una y otra vez
el amor tartamudea puramente su primera palabra
descubre las cosas próximas y distantes
palpa su carita y sonríe
aún no sabe que lo que le procede a sus pies
aconteció ya una y otra vez
el amor crece... inquieto... rompe su primer juguete... tambalea pasos y cae
levántase de nuevo
escucha decir que lo que le procede a sus pies
aconteció ya una y otra vez
el amor salta a la calle
apacigua un corazón imposible
obtiene su pedazo de gozo y un rencor
inicia a sospechar que lo que le procede a sus pies
aconteció ya una y otra vez
el amor puberta
aprende poemas y dedicas canciones
adultece… arrumba creencias de icopor
hace amigos y enemigos... se casa y fecunda un vientre
nociona ya con certeza que lo que le procede a sus pies
aconteció ya una y otra vez
el amor madura
aprende a comportarse en público
se hace caballero
aprende a hacer posibles los imposibles quereres
aterriza sueños e ilusiones
discierne totalmente que lo que le procede a sus pies
aconteció ya una y otra vez
el amor se hace viejo...
mira con ternura paternal a los zagales y bisoños amores...
en silencio les envidia su lumbre y sencillez...
no les cuenta que lo que le procede a sus pies
aconteció ya una y otra vez
el amor esboza agonía... Mira con ojos húmedos...
tristemente anegados y muy recónditos su última puesta de luna
en el mundo
desdeñado ya el amor bosteza su último suspiro
profundo pero muy displicente...
pues no lo conforta saber...
que también su muerte...
es una simple reiteración...

Cobardía


Así como el rostro de las rosas florece ligeramente
Y tu sonrisa abre su belleza como los pétalos de una flor
De la misma manera en que tus pupilas se gritan con las mías
Así mi pecho resuena como un tambor
Mi corazón relincha, mis ojos se humedecen y tartamudea mi voz
Cuando tus esmeraldas morenas me miran, tu boquita me sonríe,
las rodillas me tiemblan y pierdo la razón
Pues me hago el de la vista gorda y huyo de tu aire enamorador
De la calidez de tus manos y la paz de tu abrazo agasajador
De la miel de tus palabras y tu pelo reluciente por el sol
Es allí cuando te doy la más simple de mis sonrisas y amago alentador
Muerdo mis labios, sangro frases sin sentido y tragome
la más sincera confesión
Al ver mis altos lentes, cara sosa y un adarme de tesón
Con un temor entre mis labios y un ligero sin sabor
Temor al hecho de que sólo sea mi imaginación
De que no te lleguen mis palabras, mis ojos no te digan nada
y no me sientas con tu corazón
Temor por un corazón de papel que palidece, tiembla y teme el hecho…
De que no sea correspondido el amor

                   Por culpa de la Baka



Ecos


Qué es la esperanza sino resonar de la fe
Qué más son los sueños sino el tremebundo suspirar del alma
Dime qué más el alma sino mastelera de sentimientos
Qué más son los recuerdos sino ecos de estrellas...en el firmamento
de la memoria
Que surgen de la nada y a ella vuelven
Mientras yo…
sigo aquí anegado en mi pasado... porque sólo te has vuelto eso...un espejismo
traslúcido demiurgo de nimios que empañan en mí el pensar...
No me queda más que esperar...
A que mi mirada retumbe tan fuerte
en las paredes de tu corazón
y así los abrazos vacíos y los besos resecos que aún te guardo…
dejen de ser ecos de mi pecho... sólo ecos.

Publicado en noviembre de 2012

Última actualización: 28/06/2018