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István Turczi, Hungría

24º Festival Internacional de Poesía de Medellín
Fotografía de Sara Marín

Por: István Turczi

Se solapa la sombra de Rubén y Alfonso

 

La mano creadora ¿dónde está?
preguntas al llegar al término de nuestro largo camino
en la frescura del templo de ojos entornados.
Como dos músicos callejeros privados de su instrumento, 
nos sentamos cabizbajos sobre las losas de la nave lateral.
No esperes mi entusiasmo.
Nunca sabes dónde y cuándo
tus palabras empezarán a hacer efecto.
Se tensa en tu mente, traquetea 
hasta estallar como una bomba de relojería.
Ellas, familiarizadas con la muerte, son más sabias que nosotros.
Al cerrar los ojos, las veo
tendidas una junto a otra, 
absorbiendo, como las hierbas, la luz subterránea.
Toda fe y desesperanza 
se cimenta en lo inalterable.
Cae la tarde, y volverá a caer mañana.
El poema sigue su camino impasible
por el papel de los campos elíseos, 
y entretanto la sombra de Rubén y Alfonso se solapa.
«Escribe como otros rezan.»
«Vive como otros mueren.»
«Muere con majestad, como el sol que se pone.»
Nunca sabes dónde y cuándo 
tus palabras empezarán a hacer efecto.
En vano nos echan en cara nuestros hijos adultos 
nuestras hijas de ojos de lava, que somos egoístas.
Verteremos lágrimas, porque los echaremos de menos,
verteremos lágrimas, porque sabemos que ellos también a nosotros.
Luego bajamos la cabeza, descansamos 
en el frescor de la catedral de León,
y agarramos un puñado de esperanza 
en el lento y harinoso resplandor que se cuela 
por los resquicios de las sombras solapadas.

 

 
Mar de amonitas

 

Fue espectacular.

Arrecifes de coral bordeaban la costa.
Por la quieta superficie del agua translucía la sal.
Enormes conchas, esponjas de cáscara dura
construían gruesas capas calcáreas para
dar amparo a seres que flotaban sobre el agua.
Con el tiempo los delicados pólipos colonizaron
los mares. Depredadores mansos, 
vivían en la luz líquida y convivían 
con sabio instinto marino, felices en la ignorancia.
De noche volvían a sus moradas en forma de caracol
y se ocupaban de la descendencia —————
mientras, el infinito océano los envolvía en su coraza.

Sucedió en la oscura edad media de la historia de la Tierra,
doscientos millones de años antes de la última guerra.


 


 
Anatevka

 

como veis
la esperanza eterna en vano traza flores de escarcha 
sobre el cristal de nuestras ventanas
hay que partir    partir
miradas cegadas por tablas clavadas
manos torcidas en abrazos
las despedidas ya han perdido su sentido
citamos líneas febriles del Libro
el viento no para de arrastrar 
viejas y perdidas melodías
allí el paisaje se enmaraña
entre girones de nubes de heridas abiertas
y trenzas de cabello cortadas por la raíz
junto a ciudades desconocidas, sin templo
tan sólo el carillón del miedo 
                    que nunca cesa
un día todos dejamos nuestro hogar

 

 
El sexto quark

 

¿El componente básico de la materia?
¿Y el aliento, alas de mariposa flotando sobre ti?
¿El ojo azul, poderoso del Agua, islas en forma de 
calavera,
la Tierra, el Cielo, encuentro de elementos?
¿La zarza ardiente en los corazones, el restallido de armas
del más allá, el Pájaro de Fuego
y otros símbolos?
¿Efecto de los rayos gamma sobre las margaritas?
¿Un electroshock, para nada metafórico?
¿Y el estado de plasma que lo decide todo? 

Resulta cada vez más difícil orientarse
entre fórmulas, redes, prejuicios científicos
en la galería de termitas de mis dudas.

Miseria material y deleite inorgánico.
Una pizca de berilio con radio
lleno de autosuficiencia —
más hidrógeno metálico
                en cierto estado de ánimo.
¿Es esta la receta de la superviviencia —————?

El componente básico de la materia solo puede ser el alma.

 

 
En todo lo que sucede está la brújula

 

En todo lo que sucede está la brújula.
Dices que en todo lo que sucede está la brújula.
La imaginación que se zambulle en las estrellas, el juego
que repara almas, y en el hueco de los ojos malditos,
el miedo huérfano, agazapado, gris, indeleble. El miedo,
quién es el otro, hasta dónde se extiende en mí,
y de qué lugar no hay marcha atrás. Lucha a muerte 
de dudas y sucesos, reto eterno.
«porque lo que se va, no regresa nunca más»
el sueño de colores brinca sobre las piedras, en agua,
en pan se transforma, se cuaja en los nervios,
y cuando te giras para buscar la dirección
que crees correcta, ya es tarde: tu gesto        es pura
                        desesperanza.

 

 
Sala diecisiete

 

Reina la calma, una paz estéril, sin sujeto,
    olor a velatorio.
Los minutos caen como azotes. Todo 
blanco, como un sueño. El invierno
deambula por la acera, desde fuera sólo 
se oyen las reprimendas del viento.
Todas en pijama, inmóviles, 
pero listas para partir; como si
hubieran urdido un motín de reclusos.


Poco a poco se diluye hasta el silencio,
los alientos se encogen.
Una enciende una vela y tararea una canción.
Pasan una caja de dulces de navidad,
aparece una naranja, luego dos plátanos pochos.
Brindan los ojos.
Feliz Navidad. Se unen las fuertes 
en la debilidad y triunfan sobre 
las lágrimas destinadas a la almohada.


 

 
Ideas de Ícaro a tener en cuenta

 

Hace ya tiempo que no trato de agitar las alas
sigo el consejo de mi padre
«es en la Tierra donde más cerca estás del Sol»
ahora reboso de felicidad
poseo casa, jardín y mujer,
un coche alado en el garaje
y ¿por qué no?      de la cera 
se tallan lindas figuras
(que se venden a buen precio)
y si acaso las dejo olvidadas al sol
lo que resta me basta para velas
así vivo pues
lejos del mundanal ruido        humilde
ya no se me ocurren locuras
no trato de agitar las alas
¿adónde iba a volar con tanto sobrepeso?
no estoy para piruetas heroicas
soy demasiado cómodo
y también tengo porosos los huesos

 

Poema de seis versos sobre Historia


Cristos, reyes, ideólogos
y tiranos transfigurados en otras batallas,
como frascos de plástico corroídos 
    vuelan juntos hacia la Gran Salida,
    hasta que llegue la paz eterna,
    aun peor que cualquier guerra.


István Turczi nació en 1957. Es poeta, narrador, traductor y profesor universitario de Escritura Creativa y Comunicación. Editor en jefe de Poesía PARNASSZUS Trimestral y su Casa Editorial. Secretario General del PEN Club de Hungría. Presidente de la Sección de poesía de la Asociación de Escritores de Hungría. Tercer Vice-presidente de la Academia Mundial de Artes y Cultura (WAAC). Miembro de Número de la Academia Europea de Poesía, la Academia de Luxemburgo y la Academia Bjornson, Noruega.

Ha publicado 19 libros de poesía, cuatro novelas, numerosas piezas de radio y teatro y 12 libros de traducciones de poetas de Estados Unidos, Australia, Finlandia, Israel y Escocia. Entre sus últimos libros publicados, están: Memoria de Cambios, poemas, 2012; Buenos Inicios, novela, 2013 y Poemas Selectos, 2014.

Entre sus premios obtenidos, se encuentran: Premio Internacional de Poesía en Varsovia, Polonia, 2004; Orden Cruz de Caballero de la República de Hungría, 2004; Premio Nacional de Literatura Attila József, 2006; Doctorado literario honorífico del Congreso Mundial de Poetas, 2008; Poeta Laureado de la República de Hungría, 2010 y Premio Internacional de Poesía Eminescu, Rumania, 2013.

Sus poemas han sido traducidos a varias lenguas, entre ellas inglés, francés, español, chino, polaco, eslovaco, ruso, finés, mongol, noruego, hebreo, turco, wolof y mandinga. Ha publicado libros de poesía en Israel, Estados Unidos, Noruega, Alemania, Rumania, Moldavia, Taiwán y Eslovaquia.

“Esencial para la poesía de István Turczi –en el sentido más amplio, y no en términos de orientación sexual- es un deseo de entender lo que hace a otros diferentes, detrás de lo cual reposa una sólida identidad Centro Europea y la tradición cultural, que aparece una y otra vez en sus escritos. Esto se complementa con el deseo de Turczi de cartografiar culturas remotas y desconocidas, lo cual encaja orgánicamente con sus poemas sobre la tolerancia”.

Última actualización: 16/01/2022