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Leonardo Ruiz Tirado

-2023-

Nació en Barinas, República Bolivariana de Venezuela, en 1959. Es poeta, ensayista, cronista y articulista de opinión. Escribe semanalmente la columna cultural Entre Nos/otros en el periódico de circulación regional Ciudad Barinas.

Algunos de sus libros publicados: Heráclito/Caín, 1999; Libro de muertos, 1999; Las promesas de Solo, 2001; El poeta perdido y otros textos, 2007; Leer Llano, 2007; Palabras de la poli, 2008, Extravíos y direcciones (Notas sobre poesía y cultura), 2000; Poetas, poetisas y otras anomalías, 2003; El ambiente y nosotros, 2004, y Fragmentos de un libro del poeta perdido, 2004.

Esta es una muestra de sus poemas:

YA NINGÚN VENIDO, ni un solo
      repetido. Ya este tiempo fuera
de tu casa, tanto o poco
pero en dejado espacio entre dos
árboles, como si al andar, quieto
de repente, se viera otro en el agua.
Cierto espejo es falso, dices,
      al asomar un abismo
la magnífica altura de esta tierra.

A Antonio Trujillo

SUJETO QUE HAS REPTADO en busca de raíces
adonde no se llega, a lo de más nunca,
        culpa vieja ya muerta,
temblor de un instante antes de caer una hoja
cerca, anda a hablarle a ese espejo huidizo
de tu no saber si en una sola orilla
                                                    te encuentras. 

ARROPADO en el calor
y desnudo a la intemperie del páramo
como un cristal o un Cristo en el desierto
voy de fábula en fábula
sufriendo la alegría
   de vivir lo soñado.
No me esperen. La brisa
Vagarosa girar hace la hoja
por tejados y esquinas. Volveré
cualquier tarde
por el país más triste,
contento de querer.

YA SERÁS SIN REMEDIO cuando menos
                 acuerdes
en las voces sin ritmo ni sintaxis,
en poemas que desconocen toda ley.
                      No evitas
el caos, palabra mía. No puedes
el deseo. Habrás de ver.
Esas ramas agitadas traen consuelo
                      de ser
un lector de paisajes,
el sombreado pedazo de tierra
                      donde tardaremos.

ALLÁ DETRÁS de ese horizonte, lejos
en la memoria,
por veredas y andurriales enfangada
transpira, brilla, acecha,
nunca olvida petitorios
y sus urgidos la celebran
y conmemoran fechas de sus héroes
y artífices, por humildes y anónimos
en vida que sean.
                                  Ella, terca
pero suave, firme en su fondo blanco,

la poesía.