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Valerio Magrelli

-2057-

Nació en Roma, Italia, en 1957. Estudió filosofía, música y literatura alemana en la Universidad de Roma y literatura francesa en París. Ha traducido, entre otros, a Molière, Valéry, Verlaine, Mallarmé y Barthes. Ganó el Premio Viareggio en 1987. En 2020 se adhiere al Movimiento Empático ( Empatismo) surgido en el mismo año en el sur de Italia. Ganó el Premio de Poesía de Cilento en 2022. Su amplia obra poética la componen, entre otros, los libros: Ora serrata retinae, 1980; Vetas y naturalezas, 1987; Perturbaciones del sistema binario, 2006; Geología de un padre, 2013; La sangre amarga, 2014; 66 poemas de Valerio Magrelli, 2017, y El comisario Magrelli, 2021.

En palabras de Valerio Magrelli, “Escribir significa, para mí, colocarme en la intersección entre un impulso incontrolable y una intervención consciente. En resumen, estar a medio camino entre la fuerza y la forma si es verdad” … “El poeta está a medio camino entre un adivinador (que calcula y controla las palabras) y un poseído (el que, viceversa, está investido y poseído por las palabras)”.

 

Esta es una muestra de sus poemas:

*

Diez poemas escritos en un mes
no es mucho aunque éste
vaya a ser el undécimo.
Los temas tampoco son tan distintos;
en realidad no hay más que un tema,
y ese tema es el tema, como ahora.
Esto indica lo mucho
que se queda fuera de la página
y no puede entrar,
y no debe. La escritura
no es un espejo, es más bien
el vidrio esmerilado de las duchas,
donde el cuerpo se difumina
y sólo se vislumbra su sombra,
incierta pero real.
Y no se reconoce a quien se lava,
sino sólo sus gestos.
Por eso, qué importa
ver detrás de la filigrana,
si yo soy el falsario
y sólo en la filigrana consiste mi trabajo.

Traducción José María Micó

*

Esta tarde me he visto en el espejo
con una camiseta blanca
y la barba larga de las enfermedades.
Pero había atravesado una vez más el dolor,
y la carne estaba fresca
y disuelta toda duda.
Había cruzado una estación de desalientos.
Apenas cambia de rumbo el casco,
cubiertos por el promontorio gris,
el viento cesa de golpe
y el ímpetu se aplaca
y se sorprende de su extenuación.
El marinero está a salvo.

Traducción José María Micó

*

G. Berkeley
Tratado sobre los principios del conocimiento humano
Parte primera, párrafos 30, 31, 32

La experiencia nos enseña que toda idea
viene acompañada de otra idea
en el curso ordinario de las cosas,
y que, en consecuencia, la capacidad de prever
permite regular nuestras acciones
según las necesidades de la vida.
De lo contrario reinaría la duda,
y la ignorancia de lo que pudiera
darnos o quitarnos
el dolor de los sentidos.
Y todo medio conduce
a un resultado
acorde a las leyes de la naturaleza.
Sin ella estaríamos desconcertados y confusos
y un adulto no sabría de la vida
más que un niño recién nacido.
Sin embargo esta mecánica uniforme
que indica la sabiduría del espíritu
no conduce hacia él a nuestra mente
que vaga en busca de otras razones.

Traducción José María Micó

*

Mañana por la mañana me ducharé
no hay nada más cierto que esto.
Un futuro de agua y de talco
en el que nada sucederá y nadie
llamará a esta puerta. El río
oblicuo correrá entre los vapores y yo
me sentaré como un eremita
bajo la lluvia tibia,
pero no habrá espejismos ni tentaciones
atravesando el cristal opaco.
Inmóvil y en silencio, recorrido
por infinitos riachuelos,
flotaré en la corriente
igual que un tronco o un caballo muerto,
y acabaré encallado en mis cavilaciones
a lo largo del delta solitario del espíritu
intrincado como el sexo de una mujer.

Traducción José María Micó

*

Yo habito mi cerebro
como un tranquilo propietario sus tierras.
Durante todo el día, mi trabajo consiste
en hacer que fructifiquen,
y mi fruto es hacerlas trabajar.
Y antes de acostarme
me asomo y las contemplo
con el pudor que el hombre siente
por su propia imagen.
Mi cerebro habita en mí
como un tranquilo propietario sus tierras.

Traducción José María Micó