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Rosa Chávez

-1980-

Nació en Guatemala en 1.980. Poeta, artista, educadora popular y activista de origen Maya K’iche Kaqchikel, con estudios en Ciencias Sociales, Gestión Cultural, Cine y realización audiovisual. “Reconozco a la poesía como mi columna vertebral, en mi camino de vida retomo el tejido de las palabras y con ello la recuperación del poder de la palabra, la recuperación de mi voz, de mi saliva, de mi aliento que es personal pero también colectivo al ser parte de un pueblo. Me identifico como una mujer maya k’iche kaqchikel, dos vertientes del pueblo maya. Escribir poesía, hacer arte, ha significado para mí un recorrido de resistencia, lucha y resiliencia. También he experimentado con otras expresiones artísticas como el teatro, el performance, el video y actualmente con la música en el proyecto a dúo;  Selva y Cerro, que combina poesía, música electrónica e instrumentos raíz. Este andar en el tiempo se ha trenzado junto a las luchas de mi pueblo, de las mujeres y de las comunidades de la que soy parte”. 

Ha publicado los poemarios Casa Solitaria (Editorial Oscar de León, Guatemala 2005), Piedra Abajo (Editorial Cultura Guatemala, 2009/Editorial Casa de poesía, Costa Rica 2,009, Pen Press N.Y 2017) El corazón de la piedra (Editorial Monte Ávila Editores Latinoamericana, Venezuela 2010), Quitapenas (Editorial Catafixia,  Guatemala 2010), AWAS (Editorial Catafixia, Guatemala 2,014), Abya Yala (Fanzine, Sincronía Editorial 2016).  Esta en preparación de su libro más reciente con la Editorial El Pensativo. Su obra ha sido ampliamente antologada y ha sido traducida al maya k’iche’, francés, inglés, noruego, italiano, alemán entre otros.

Ha realizado de manera individual y colectiva distintas intervenciones de poesía escénica en centros culturales y espacios públicos. Ha sido parte de distintos colectivos de arte urbano, así como de organizaciones y acciones por los derechos y las reivindicaciones del pueblo Maya.

Esta es una muestra de sus poemas:

Para recuperar nuestro aliento 

Invoco la energía de las ancestras, de las abuelas, 
de todas las que sembraron con sus manos y con sus cuerpos la vida en el presente,  
respiro profundo el sagrado aire llenando la vasija de mi corazón, 
suena una tambora que une mi ombligo con el latido de la tierra, 
suena una tambora que truena como el rayo del tijax (1)  
cortando los nudos de mi cuerpo y mi memoria, 
llega la luna llena y me curo las penas atrapadas con baños de sal,
 con mi manojo de siete montes despierto la circulación en mis venas, 
mis células hablan con el lenguaje de las plantas, en el calor del tuj (2) recupero mi fuerza, 
bebo infusiones de hierbas y flores para calmar mi mente, 
sobo mis articulaciones, enciendo mis velas de cebo, de colores, 
humos de incienso y de pom (3) para soplar las nubes que se quedan en el pecho, 
invoco a las guardianas de los ríos, a las guardianas de los cerros, 
a las guardianas de los caminos, en una ciudad, en un campo, 
donde se encuentre mis pasos, 
hablo con el sagrado viento y le cuento despacio 
y nombro para sanar y me inclino ante mi verdad, 
la tierra con su nobleza recibe todo lo que le quiero dar,  
 todo lo que siembro, mis pesares o alegrías las transforma y sigue su ciclo, 
resuena una tambora y bailo, porque danzando también me curo, 
bailamos con las vivas, con las difuntas, con las antiguas, 
moviendo nuestras carnes despertando a la tierra con nuestros pies 
y cantamos y recuperamos la voz, recuperamos nuestra verdad, 
recuperamos nuestro lenguaje, recuperamos nuestro cuerpo, 
recuperamos nuestro tiempo, recuperamos nuestra sangre, 
recuperamos nuestro aliento, recuperamos nuestra libertad,  
respiramos profundo y la dignidad del agua que corre por nuestro cuerpo nos permite fluir 
y regresa nuestro espíritu, aleteamos con el ritmo de la vida
Vuelvo a la tierra
Vuelvo a salir al mundo
Kintzalij b’i pa ri ulew
kinel chi lo jun mul chi uwach ulew

1.  Tijax, nawal representado en la piedra de obsidiana, la lengua del sol, día de curación profunda en el conteo del calendario maya 
2.  temascal
3.  Incienso de recina de árbol

*

En la tierra fecunda el viento cuenta secretos a las barrancas
lirios, alcatraces, ipomeas, monte salvaje le crece de los huesos
huesos que se van haciendo polvo de estrellas
usted nos observa como las milpas verdes miran de frente al sol
abuela ha pasado poco tiempo desde que cerraste los ojos
los mares se elevan, los ríos se desvanecen, 
y le pregunto una vez más la historia de su vida, de sus manos, 
en este cruce de caminos donde nos encontramos
¿Qué memoria colocaremos al centro de los altares?
¿Cuál de nuestras verdades nos liberara de los ciclos que se repiten?
¿Qué palabras incomodas pondremos a secar en el fogón de la cocina?
¿Qué silencios alumbraran nuestro espíritu? 
¿Como volver a decir su nombre cuando su cuerpo ha muerto? 
la mitad de mi nombre también se ha ido  
solo tomare su mano y volveré a navegar en sus venas
las dos con brichos, destellos, blondas, cortes de jaspe, 
aretes de jarritos y un vasto rebozo como la vía láctea
aún escucho su corazón en mi oído estoy acurrucada en su espalda
puedo ver con sus ojos mi propia historia
estoy en sus sueños, llego a despedirse varias veces, antes de irse con la neblina,
ya lo sé, las lunas menguaran una y otra vez 
los lirios y el monte seguirán creciendo de sus huesos 
en la tierra donde nuestros nombres fueron presentados al fuego 
ahora mi cuerpo bañado por tibias olas y reflexiono
nunca fuimos a la mar juntas, nunca vimos una arena tan blanca
usted era gris como el mar de los volcanes 
usted tenía brasas encendidas en los ojos 
las dos somos hijas de la sal y de la espuma de la montaña y del sereno
es una tarde de noviembre fría y anaranjada
 la luz brilla hermosa en nuestro rostro moreno
y respondo todas las preguntas, le cuento mis historias de viajes a lugares extraños
mis dedos danzan trenzándole sus largos cabellos plateados
los lirios brotan de su pecho a esta hora de la tarde, siento su olor que me atraviesa
la extrañare conmigo en este patio inmenso que es la vida
y en cada luna nueva de oscurísima noche encontrare sus candelas encendidas. 

*

Encuentro en tus ojos la gota de un río lejano
como brilla en tus manos, como se disuelve, como juega, 
como el abrazo del mar con el cielo llega a nuestras bocas
como su fresco soplo fluye por las venas de los cuerpos. 
Encuentro en tus ojos espíritus nobles que juegan y enseñan
apaciguando toda la sed de la tierra y de la vida en un instante
como el asombro es lucha cristalina y alegre sustento
como la fuerza de la vida perfora la piedra más dura. 
Encuentro en tus ojos la constancia de los ríos
los que abundan, los que sobreviven y los que han desaparecido
como circulan por la noche serpenteando bajo las cuevas  
como despiertan con asombro en las manos de una niña. 
Encuentro en tus ojos y en los míos 
la enorme persistencia de la lluvia que es lagrima y es anhelo
como la memoria nos brota rocío cuando duermen los pájaros
como somos el trueno, el viento, la llovizna, la espuma. 

*

Chaxut’uj nuk’aslemal qati’t  q’ayes, 
Sóplame la vida abuelita planta
Chasipaj chuwe ri awuxlab’il
regálame tu aliento
soy animala, nubes teñidas, 
estoy empezando a caminar, tambaleo, caigo
sonrió y acaricio temblando la tierra
brincos, saltos, se me caen los ojos, 
no hay vergüenza, no hay miedo,
habla mi cabeza, hablan mis pies, hablan mis movimientos,
respondo a tu corazón, respondo a tu mano, 
me lavo la cara en el rio de la nada,
le doy de comer a los pájaros en mi boca
cae la noche y sigo bailando con mis muertos,
kok le aq’ab’ kinxojowik
despierta el sol y entibia mi tembloso corazón
ksaqarik k’are tajin kinxojow na
sóplame abuelita planta, sóplame
Chaxut’uj nuk’aslemal qati’t  q’ayes.