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Neşe Yaşın

-2023-

Nació en Nicosia, Chipre, en 1959. Es muy conocida y leída en ambos lados de la Chipre dividida. Actualmente enseña lengua y literatura en el Departamento de Estudios Turcos de la Universidad de Chipre y escribe columnas semanales para el periódico Yenidüzen (Chipre).

Ha publicado nueve volúmenes de poesía, entre otros, Sumbul ve Nergis (1979); Savaslarin Gozyaslari (1980); Kapilar (1992) y Ay Asktan Yapilmistir (2000). Ha publicado también algunos ensayos, una novela y un libro de investigación. Su poesía ha sido traducida a más de 38 idiomas, publicada en revistas literarias y antologías de varios países. Sus poemas seleccionados han sido publicados como libros en inglés y en griego. Ha participado en festivales de poesía y lecturas alrededor del mundo. Entre otros, ha recibido el Premio Anthias Pierides en 1998, el Premio Pierides 2020 y el Premio de los Ciudadanos Europeos en 2021.

Esta es una muestra de sus poemas:

Oda al amor

Éramos como ramas rotas durante el último saqueo
desengañados por el continuado amor de la primavera

Ser uno
el más imposible entre todos los deseos
en la frontera del tiempo

Te despertabas con los versos 
de tu tierra lejana
mientras yo, gatita adormecida
yacía en el lecho de los milagros

Entraba a tu reino
atravesando puertas cerradas
descalzos mis pies por el miedo

Mi mente era el viento
que hablaba a los árboles, a las nubes

Mi amor
una paloma levantando el vuelo
en la frontera de lo desconocido

El repentino aleteo de la mariposa
el estremecimiento de la flor

Mi amor
como fuegos de artificio
que besan la noche

Mientras huye con miedo
se convierte en un árbol
hace el amor con la luz
en una cama de hojas de Dafne
sonreíste

Profundamente en tus ojos
ví el sueño de tu corazón
Ví lagos, cisnes, estremecedoras ramas

Me destrozaste
ví tierras devastadas dentro de mí
tú como una balsa alejándose
de mi propio ahogamiento
Los caballeros invasores que galopan
Tú detenido en la otra orilla

Estábamos en la séptima noche de amor
en otra dimensión del tiempo
en la escondida choza del corazón
en el aislamiento del cuerpo

Estábamos en las garras del deseo
En la humedad de nuestras lenguas
En la desolación de la existencia
en un momento de la eternidad
en la eternidad de un momento

Regresamos antes de alcanzar lo deseado
Pero en nuestro retorno nos pareció haberlo conseguido

Éramos las luciérnagas del deseo
la piel de un mar bravío
el aullido de lo desconocido

Recuerda
la ciudad bajo la nieve
los campos desnudos
el primer amanecer del amor
las alas de la inocencia
el pequeño milagro del corazón

Recuerda
los gemidos de la noche
y barcas como cuerpos
remando hacia dentro remando hacia fuera

Recuerda la tierra que alcanzamos
las piedras húmedas
nuestros alientos fundidos
tirando del hilo del anhelo
que se disuelve en el otro
la paz del olvido

Recuerda
el estremecimiento del cuerpo inflamado
nuestro ascenso
la fusión de las alas

Recuerda
la desesperación del deseo
tu olvidada serenidad
bebiendo el mágico néctar
en la desolación de cada uno

En el silencio que construí
la pregunta que ardía en el vacío
ser al mismo tiempo cercanos y extraños
y extraños pero cercanos
la secreta melancolía de la pasión

Qué queda de tí
la calle por la que paseas en mis sueños
los pasos que aplastan mi alma
la hoja arrastrada en el túnel

Recuerda
el último abrazo
bajo la tormenta del desierto

Si alguna vez este poema llega hasta tí
aférrate a sus alas
no dejes que el agridulce recuerdo del corazón
se pierda en el abandono

Manzana envenenada

Cuando aún no era entonces existí
la soledad era mi cuna
olvidada en el viento
Las perlas adornaron mi colcha
collares de mal-de-ojo
fríos y petrificados me observaban
Cuando mi madre me soltó de su mano
los pájaros me prestaron alas
y los árboles un nido
Era de noche
hoja sobre hoja el bosque lloró
los lobos me dieron el pecho
Tuve un dios provisional
que no quería escuchar lo que decía
Cuando mordí la manzana envenenada
mi madre y mi amor desertaron de mí
Yo era una rama llorando entre la escarcha
agua bebiendo soledad
la voz de las hojas que crujen
Mi amor existió o no existió
su nombre era el viento, su memoria un pez
si lloraba él no lloraba
si me explicaba él no entendía
Cuando hablaba no podía reconocer
mi voz sin voz
aunque un día resolví
el enigma de mi alma herida
Oh secreto museo de mi corazón, ábrete
a esa niña que se esconde en mí
la voz de cada mujer desconsolada
el destino de un amor perdido
está escrito en su sangrante país
El tiempo es una tormenta que acude a descansar
sobre ramas rotas
que delirando hablan de ruinas.

Luz crecıente en mı ınterıor

Tal vez quién sabe
mientras disparabas tras las barricadas 
que destruyeron nuestra casa 
solía adormecerme acunado por tristezas infantiles,
por muertes añorando mis profundos suspiros
Lo supe entonces
un día me robarías el alma
Mientras acudía a espacios entre escaleras
llorando a causa de los asesinatos de familiares
susurré sueños de futuro
bajo una luz creciente en mi interior
Aparecieron tres ángeles
uno trajo una amapola roja
otro un cariñoso beso tuyo
un tercero venía con las manos vacías
avergonzado me miró a los ojos
Y entonces los fantasmas de los mártires
me persiguió con su ropa empapada
mi profesor de historia
leyó mentiras expuestas en las puertas del cielo
Te esperé durante mucho tiempo
entre las desoladas torres de Babilonia
Deshazte de tu uniforme de soldado
y acércate a mí
dame tres hijos nacidos de las almas de los muertos
uno para que me haga olvidar todo dolor
otro para consolar la tierra
y un tercero para pasear por la ciudad, cogidas de las 
manos
a las madres que lloran, a lo largo de la noche

Las sıete puertas de la poesía

Mientras observa detenidamente hacia fuera
busca en su interior
Jano es el Dios de la poesía

II.
Escribí estos poemas
así que pude escucharme a mí mismo
entre tanto ruido

III.
Cuando gritas
no se asusta el poema

IV.
Tan lejano estás
¿Dónde podría situarte como no sea en un poema?

V.
Esta vez una palabra podría haber matado a alguien
como un veneno extendido sobre el alma

VI.
Toda rebelión comienza
en los labios

VII.
Iba a escribir
en la página ardiendo