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Luz Mary Giraldo

-2023-

(Ibagué, Colombia, 1950). Profesora universitaria con varios libros publicados como poeta, ensayista y antóloga. Entre sus libros de poesía destacan las antologías: Diario vivir (Ibagué, 2012), Canto de pájaros (Rumania, 2015, español, inglés, rumano; http://www.bibliotecadigitalbogota.gov.co/), Il volto nascosto dell’amore (Roma, 2017, italiano-español), Alfabeto de otros días (Bogotá, 2020), Como un centinela (Bogotá, 2022) y Diario vivir (Ibagué, 2010), además de los libros: Caza de sombras (Montevideo, 2019), De artes y de oficios (Bogotá, 2015), Llévame como un verso –Poemas del exilio- (Bogotá, 2011), Sonidos en la luz (Medellín, 2010), Postal de viaje (Bogotá, 2004), Hoja por hoja (Bogotá, 2002), Con la vida (Bogotá, 1997); Camino de los sueños (Ibagué, 1981), El tiempo se volvió poema (Ibagué, 1073).

Está parcialmente traducida al inglés, francés, chino, portugués, turco, aimara y croata y ha tenido homenajes y distinciones nacionales e internacionales entre ellos: Huésped Distinguida Ciudad de Salamanca (España 2022), Gran Premio Internacional de Poesía Academia Oriente-Occidente (Rumania, 2013), Premio Casa Silva de Poesía (Bogotá, 2013), Premio Internacional LASA-Monserrat Ordóñez (2012) y Mención de Honor Premio Internacional Ensayo Pensamiento Latinoamericano (2000), Beca Nacional de Investigación Ministerio de Cultura (1999), así como homenajes del Festival Internacional de Poesía de Bogotá, de Tuluá, del Socorro y Chía-Gimnasio Moderno.

 

 

Esta es una muestra de sus poemas:

Desato la lengua

         Intentar hablar
         sin tragarme la lengua.

         Rodolfo Häsler

Es de noche y el mar dispersa mi atención 
con su interminable tiempo de ida y vuelta.
Los perros ladran a la luna 
y respiro como animal aletargado
mientras persiste el maullido de los gatos 
y la lluvia salpica el fogón 
donde los desamparados unen el silencio. 
El viento deja sin alas a los pájaros 
y sin pico.
Enciendo la lámpara 
y veo la belleza en la silueta de los árboles 
y en el vuelo de las mariposas que anuncian la mañana. 

Siento agujas en la música que llamamos vida  
y quiero desatar la lengua: 
pedir que el sueño vaya directo al corazón 
y no desaparezcan los abrazos 
que los amores no naufraguen 
y el barro vuelva a crear el paraíso 
que no se extienda la sombra.
Ruego que el desastre no enturbie los ojos de los niños
que no haya tanto ruido 
que la tormenta no golpee más con sus fantasmas
y despertemos con los ojos abiertos
como cuando en un paisaje limpio y solitario 
se escucha el llanto del recién nacido
y sonreímos.

Solitario animal

              Extraña criatura que aún siente 
              en la espalda el cosquilleo 
              de las alas amputadas.

                            Chantal Maillard

Este animal que no se deja apresar 
y vive la angustia silenciosa de algo que le falta
este primate que se resiste a desaparecer 
y no tiene dios que lo consuele 
este individuo acorralado que ve su sombra 
trepar como un fantasma las paredes de la noche 
como si quisiera encontrar algo perdido 
esta criatura que se apacigua con la música 
o con alguna bendición
y cierra los ojos para mirar al fondo de sí mismo
busca un jardín en el desierto
y triste y temeroso se pregunta 
qué quiere 
qué busca 
qué lo asusta 
qué lo alegra.

Este solitario animal vuela sin alas 
y aunque desconfía de las palabras 
con ellas arma un rompecabezas 
donde encajan el amor y la muerte 
y las miserias 
y también la alegría de los pájaros
y de los niños
que ven caer la lluvia 
como toque de campana en sus cuadernos.

Ilusión de la sopa

Sentados a la mesa 
en busca de un trozo de pan 
y una taza de café con leche 
los obreros afanan a la cocinera 
que escucha la sinfonía del sartén.
La música se derrama con algarabía 
y no deja oír el parloteo 
que condimenta y sazona la memoria
para el poema que se escribe al comenzar el día
cuando todos llegan 
con la ilusión del plato de sopa 
que rebosa la olla en los ojos 
que con hambre saborean. 

Al comenzar el día

La luz se detiene en el pan 
que humea sobre la mesa
y no alcanza para morder la noche 
que aguarda en el tintero. 

El tiempo pesa sobre la cena miserable 
a la que asistimos todos
y la luz atrapa la mano que sube hasta boca
sin nada para masticar.

Solo queda un pedazo de pan 
pintado en el bodegón.

En cada plato


Mi sueño en cada plato 
como tus ojos cuando tienes hambre
y en la cocina apenas hay mercado
tal vez un poco de cilantro
un pedazo de pan
agua para un caldo simple
aceite en la despensa
y cubiertos a la espera. 
Huelo el plato ajeno en la memoria 
la leche caliente para el frío
miel y limón cuando duele la garganta
y la taza vacía sobre la mesa.
 
Mi sueño es no escribir sobre lo mismo 
sino encontrar tu plato lleno.