English
< Regresar

Sándor Halmosi

-1971-

Es un poeta húngaro, traductor literario, editor y matemático, coordinador del Movimiento Poético Mundial (WPM) en Hungría, nació y asistió a la escuela primaria en Szatmárnémeti (Satu Mare, Rumania). Vivió en Alemania durante 16 años y se graduó en la Universidad de Stuttgart. Desde 2006 vive en Budapest. Además de sus actividades literarias, realiza presentaciones sobre tradición, poesía, lenguaje y símbolos. Da importancia a la promoción de la poesía y el diálogo cultural, así como a la interconexión de la literatura y las bellas artes.

En 2016 comenzó a realizar obras de arte en esmalte tabicado. Halmosi es fundador de numerosas asociaciones literarias y culturales, organizador de talleres y salones, miembro del PEN Club húngaro (Budapest) y de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras (EASAL, París). Publicó un manifiesto literario en febrero de 2020, con el título Ora et labora. Clamando por la literatura pura. Este es un intento de arrojar luz sobre la crisis espiritual del mundo, a través de una postura poética auténtica y la responsabilidad de los alfabetizados, independientemente de sus respectivos países, características lingüísticas y sociales. Publicó unos 40 volúmenes en húngaro y otros idiomas.

Esta es una muestra de sus poemas:

Entregarse gratis

   

Ha sido dicho casi todo ya y apenas puedes
surcar ese campo de minas que sólo
podrías recorrer corriendo a ciegas.
No quedan ideas por explotar,
pero tampoco quien me pare.

Traducción de Zsuzsanna Lakatos-Báldy y Alfonso Lombana Sánchez

Guía     

Si aun así volviera la primavera
los graneros seguirían allí. 
Y alineado entre los graneros,
mi amplio y largo abrazo también.
Por encima, conjuntos densos a cero;
por debajo, un continuo. 
Pero cuando nos llega el agua a la cintura
te encuentro en el resultado.
Sollozas cuando salimos de allí.
Sonríes cuando me salgo de la línea.

Traducción de Zsuzsanna Lakatos-Báldy y Alfonso Lombana Sánchez

Así de fuerte         

¿Lo oyes? ¿Lo notas? Así de fuerte, así de 
ruidosa, así de inevitable es nuestra presencia,
una presencia providencial, tan próxima 
que se ciñe sin que lo notes; piensas que no 
hay nadie, que estás solo, que Él te abandonó,
si es que existe el Absoluto, pero lucifer sigue ahí;
es un malvado cobarde de risa sardónica aunque
todo esté sumido en una densidad angelical y cada 
rayo sea de luz; y el primer vacío, ese primer espacio
entre los átomos, quede a años luz, más allá detrás 
de una gran curva, en el fresno que, tiempo ha,
la maldad y otras materias oscuras carcomieron; 
con el primer hombre, y antes del primer hombre; 
con la mano bienoliente de la mujer repleta de fruta 
aromática, que es la palabra, esa palabra tuya que no 
te atreves ni a pronunciar.

Traducción de Zsuzsanna Lakatos-Báldy y Alfonso Lombana Sánchez

Tantos árboles frutales   

 Tantos árboles frutales plantaría como
omisiones cometimos y tantos árboles jóvenes
como me cupieran en el coche. Cada uno iría
con un dibujo infantil; y una figurita.
Prohibido decir nada hasta que madure la fruta.
Pero después de todo, ¿qué te atreverías a decir?
¿Acaso de buen corazón repetirías
la deshonra que nos trajo hasta este idilio?


Traducción de Zsuzsanna Lakatos-Báldy y Alfonso Lombana Sánchez

Eres quien soy   

Me pregunto qué estarás haciendo.
Cómo con tus espaldas dolientes aguantas
la nada inmensa. Cómo todo lo que 
te persigue se cansa antes de que hipes
dos veces y el hedor todo lo invade.
Comprendo el todo sin nosotros
ni vosotros ni ellos. Tú que me
insuflaste la vida en ti; que dijiste
que el amor nada pide aunque exista.
Eres quien soy.
Silencio que muere empalado.

Traducción de Zsuzsanna Lakatos-Báldy y Alfonso Lombana Sánchez