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Sebastián Tobón

-1987-

Nació en Medellín, Antioquia, Colombia, el 21 de enero de 1987. Abogado de profesión. Ha publicado con los colectivos “la Buerta de los poetas” y “Álgebra de Estrellas”. Escribe porque “algo que escapó al lenguaje cosió dos vientres en sus ojos”. 

Esta es una muestra de sus poemas:

Diagrama

No sé si la poesía sea el árbol creciendo desde la tierra con ese preciso erotismo
Para verlo luego con sus ramas queriendo apuñalar la frágil cáscara del cielo
O si la poesía reside en lo gelatinoso de  mis ojos como un fugaz acceso de 
divinidad.
Y el mundo sólo es polvo, sombras y charcos de luz al que algunas veces llamo árbol.
O si no es ni el árbol ni yo, sino un dios moribundo tejiendo un árbol que tiembla, y ese temblor sea la poesía. 

Spoonman

                 A la memoria de Camilo Quintero

Imagino que la muerte llegó en puntas de pie porque le daba asco el ardor del suelo.
Sé que te acarició con la determinación de quien riega una planta de plástico.
Sé que le sonreíste y le dijiste algún chiste tonto que no entendió.
Y apostaría que tu risa no fue inmune a lo ridículo que supone morirse, cuando se vive sin importar demasiado
Viejo, yo sé que alguna vez te juré que dios es un burócrata aburrido, sentado en su oficina con manchas de comida en su ropa
Que los ángeles leen a Chopra y juegan a escupirnos cuando dejamos las ventanas abiertas
Que el diablo es un man bien, que se encierra a escuchar a Julio Jaramillo cuando tiene un mal día en la oficina.
Que la Virgen María se depila las cejas antes de aparecerse en una mancha.
Que el sol es un tipo gordo y feo, que le gusta restregar su barriga en el cielo.
Que ibas a necesitar dos monedas para el barquero.
Y si, sé que también te dije solo me había dado los picos con Ángela, y que me iba  a portar bien con ella  

Apología

Que tus senos nunca tuvieran la forma de mis manos
Que en los Psiquiátricos las piezas para luna de miel excedieran nuestro presupuesto
Que el embajador de Macondo buscara asilo político en nuestra cama
Que mi madre desapruebe tu defensa por los hongos con tendencias homosexuales
Que cada viernes trece tu arroz no se pegue ni quede simple
Que en nuestra pecera estén los borradores de las cartas suicidas de Ciorán
Que yo no tenga idea de cómo reparar una gotera.
Ni vos sepas remendar mis poemas adolescentes.
Que yo sea social demócrata y vos sigas a los payasos que se suben en los buses 
Que tengas una oreja de Van Gogh en plástico, hecha en algún lugar de Taiwán
Demuestra lo ilógico de cada beso con los ojos abiertos
De tu manía por decir te quiero en mandarín
De mis consejos, que nunca fueron consecuencia de nada.

Temores

Temo que la soberbia del sol haga que se tome todo el día y me impida mencionar el delicado nombre de la luna 
Temo a la eternidad y que el tedio se alargue hasta probar el silencio incómodo de toda persona
Temo a la reencarnación y tener que repetirme en una hoja que se quede con las ganas de morir cada día al atardecer 
De repetirme en una piedra y no poder sentir mi sangre tibia y sus sutiles mareas en mi carne
 De repetirme en agua y no tener una piel que tiemble al sentir saliva ajena

Los sonidos de la luz

La luz genera extraños sonidos cuando toca algún objeto. Al chorrear por las paredes semeja una mano empapada de sudor que se desliza por un vidrio. Al caer en el piso del patio se vuelve espesa, y me recuerda al sonido del agua cuando cae en las manos nudosas y pesadas de mi abuela. Al encontrar un trozo de piel descubierta, parece ese sonido del crepitar de las hojas cuando se queman. La luz serpentea haciendo que todo suene, como si el silencio fuera una ficción que nos salva de un mundo, a veces ronco, a veces chillón, que nunca se calla.