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Yuri Patiño

-1980-

(1980, Amazonas-República Bolivariana de Venezuela) Escritora y Promotora Cultural. Es miembro del Movimiento Poético Mundial. Estudió Letras en la Universidad de Los Andes (Mérida-Venezuela). En el 2005 ganó el Premio Mención Especial Ensayo en el XVI Concurso Cuento, Ensayo y Poesía de la Universidad de Los Andes. Editora del periódico comunitario Cínaro, Premio Nacional como mejor periódico comunitario Centro Nacional del Libro 2007.  

Coordinó la Plataforma del Libro y la Lectura en el estado Mérida en el 2009. En el 2010 realizó un posgrado en Difusión Mediática de las Artes en el IUNA (Buenos Aires – Argentina). Ha asistido a diferentes bienales y ferias como poeta y tallerista: Bienal Orlando Araujo (Barinas), Bienal Ramón Palomares (Trujillo), Elías David Curiel (Falcón), Feria Nacional del Libro de Venezuela (Caracas, Apure, Falcón, Mérida y Trujillo). En el 2015 fue seleccionada dentro del Programa Altos Estudios en las Becas AMEXCID para la Investigación Oaxaca Mujer y Tradición: México Pluricultural. Desde el 2012 al 2016 llevó la Dirección General del Ministerio de la Cultura en el estado Amazonas. Es profesora de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE) del estado Mérida. En el año 2020 Fundarte le editó su primer poemario La mudez de la piedra, con este texto participó en el Encuentro Internacional de Escritoras y en la XVI edición del Festival Mundial de Poesía 2020 en Venezuela.  Forma parte del equipo editor de la revista de saberes y educación popular Contracorriente de la Universidad Territorial de Mérida Kléber Ramírez. Directora Ejecutiva del Museo de Arte Moderno Juan Astorga Anta (FUNDECEM) y Coordina la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla del estado Mérida.  

Instagram:   @yuripat13   

 

 

Esta es una muestra de sus poemas:

Como raíces

Tierra negra
Profunda
Húmeda
Abraza y hunde mi cuerpo 

Como raíces
Que se entierran firmes
Que succionen tu alimento 
Que mi boca escupa savia

Verde
Espesa
Caliente

Que los pájaros caguen en mí 
La virtud del vuelo
Que laven tanta angustia. 
Necesito ser más 
agua 
lluvia
luz
Necesito ser tierra o animal de tu selva.

Entre bachacos

De mi pecho salen bachacos
en busca de otra morada
salen en fila convencidos del retiro.

Esta piel
este cuerpo
detenido
ausente
no decide irse.

Como quisiera arrimarse a esa fila indetenible
ser bachaco dispuesta a la huida
un bicho con patas tocando la tierra
exhumando coquitos
transportando hojas o madera mojada
sostenida por el canto metálico de las chicharras
que abren sus gargantas profundas 
para acompañar el sonido del viento
¿Quién dijo que la noche era oscura
bajo esta intensa luz de las luciérnagas?
Este insecto no quiere morir bajo esta casa inconclusa 
quiere quedarse bajo este árbol que lo arropa sin reclamo.

Soplo negro

Hoy no llueve sobre mí
veo de lejos la tierra salpicada
la mudez del pájaro
con la anchura de sus alas sin gracia
duele la sordera.

Hoy la piedra no pica mis temores
Se encierra en la palidez de su rigidez
no me mira
la selva me da la espalda
el árbol esconde su fruto.

Hoy no cantan sobre mí
las toninas saben que no creo en ellas
me desprecian y me dejan sin manto en el raudal.

Hoy estoy seca
los espíritus saben que me robé la piel del último tigre que lanza truenos 
por eso me dejan sola
me hunden debajo del agua
del otro lado de la tierra donde no se tocan
las bocas parecen ombligos como si de allí naciera el silencio 
me he ganado este puesto roído por la culpa
los peces escarban y hunden mis ojos.
Cuántos me pusieron de su sangre coagulada
Qué saltó del cielo y rompió mi espalda
Quién separa mi cuerpo de la sonrisa
¡Que anuncie su nombre el que pulveriza
mis manos y no deja que coma de mis débiles entrañas!
¿Acaso robaron mis contras?
¿El diente de cocodrilo, la peonía o el puño de azabache? 
Hoy ciertamente la lluvia no cae sobre mí
Tenían razón     soy Savia Amarga.

Debajo de los ojos

Mutila
labio adentro
el árbol torcido sobre la casa
arrastran el entierro de los patios sin alma
no hay hueco que retumbe tanto líquido amargo 
en sus hombros llevan pájaros azules sin cantos 
sus senos fugaces
gotean sangre
la multitud camina hacia su choza 
la consiguen sin ojos y sin llanto.

Agua plata

             Al Orinoco

La luz primera
dispara un cantar de gallos
la canoa reposa en la orilla del río 
muda
tranquila
misteriosa.

Mi boca sangre
agudiza el serpentear
de lenguas
que buscan en la distancia el brío del raudal.

La intensa luz
visibiliza la lejanía
el hueco profundo del alma 
que desemboca en tus ojos 
tinajas de ansiedades.

Desterrados

Ya salieron de sus tumbas
sus carnes de maíz impregnan los campos
se entierran entre las almas ausentes de locura
la ira del cielo y de la tierra
expulsan su sonido como fieras en celo
los pájaros se exaltan de tanto eco profundo
de sus bocas salen hormigas llenas de cantos
gritos y alaridos se incorporan en tanta piel adormecida 
de sus pechos desgarrados se avientan mariposas
sus cuerpos de humo vacían el recuerdo 
tierra suena, retumba y sueña.

El último grito permanece:
¡No quemarán mi canto!
¡Levántate e instala mis plumas en tu lecho!