English
< Regresar

Amien Kamil

-1963-

Nació en Yakarta, Indonesia, el 2 de mayo de 1963. Es poeta, pintor, director de cine, director en su país de la República de las Artes Escénicas. Estudió en la Academia de Cinematografía del Instituto de Artes de Yakarta. Desde su infancia, ganó concursos locales y nacionales de pintura en su país natal. Siendo adolescente se interesó por la literatura y el mundo de las representaciones escénicas. Al unirse a un grupo de teatro bastante popular en Indonesia, taller de Teatro Rendra, estudió arte más intensamente con varios maestros de bellas artes, literatura y teatro. Ha publicado dos libros antológicos de su poesía y ha participado en eventos artísticos en  Estados Unidos, México, Alemania, Argelia, Georgia, Bielorrusia y Egipto.

 

Esta es una muestra de sus poemas:

Réquiem tras la lluvia 

Ya no soy quien era, desde el rayo que me alcanzó.

Dicen que al cruzar conmigo, sienten en su piel la picadura de abejas, el zumbido eléctrico de mi ser.

Cuando la lluvia azota los techos y yo cruzo el camino, mi cuerpo se vuelve cristal, el vapor de plata se desliza entre mis poros.

No soy quien era, desde el rayo que me alcanzó.

Desde entonces, extrañas ocurrencias me acechan,

un poco olvidadizo pero a veces, explosiones en mi mente,

fragmentos de la tristeza de Einstein danzan en mis recuerdos,

la fragilidad de Hawking se enreda en mis nervios.

Chispas magnéticas de Edison irrumpen, creando ondas de electricidad, magia en cada destello, un sinfín de sensaciones que no puedo explicar.

Ya no soy quien era, desde el rayo que me alcanzó. Bajo la lluvia, mi historia concluye, en las páginas del periódico, una fotografía sepia, rodeada de hojas plateadas, un tributo al pasado.

Desde entonces, no hay dolor, ni anhelo,

ni lágrimas eternas. Esta noche, sin refugio para dudas, mis quejas y lamentos reposan en el cajón.

Porque el tiempo sigue su marcha, sin fronteras para nuestros sueños, mientras algunos, entre risas y susurros, tejen los fragmentos de nuestra memoria, buscando sentido en este baile de recuerdos.

Bajo el destello del alma dividida 

En un cielo desprovisto de luna

En el cruce del latido de la República bla bla bla
Un hombre a medio paso de la vida

Sus ojos ardientes se sumergen en lo etéreo
Su cabellera desaliñada, su atuendo desgastado

Él, sin nombre

Su posición social solo un número consigna
Para que los proyectos de rescate y los subsidios fluyan dócilmente hacia el arca

Cada vez que se le interroga: "¿nombre?" él, con fuerzas menguadas, niega con la cabeza

“¡Pablo!”

Ah, ¿quién lo llamó por primera vez?

Entonces, los habitantes de toda la urbe lo aclamaron: “¡Pablo! ¡Pablo! ¡Blo! ¡Pab! ¡Blo!”

Su risa juguetona siempre se escucha

Cuando el ocaso se retira

La sombra se cierne, la noche llega y Pablo titubea

Sus manos aferran vino barato

Pablo, siempre jovial, su sonrisa florece A veces, mientras deambula, su verbo no cesa, habla de todo

A veces, tararea cha-cha-cha su voz resuena, sin límites, alcanza el firmamento

Él, solitario pero no desamparado sus amigos, las estrellas y los perros callejeros Pablo, con frecuencia, confía y se aconseja a sí mismo

Qué será de él La gente lo ve como una comedia que no envejece nunca Él, no un actor de comedia, pero también hay quien dice: "Ha perdido la razón" ¡Ah, qué le importa al diablo!

En kilómetros sin fin, mi ser navega 

En un punto dentro de este viaje prolongado me encuentro descansando, yaciendo mientras reflexiono

contemplando el vasto universo, visiones tangibles Ah, puedo volver a verlo todo y sentir el significado parte por parte de mi ser. Cada molécula irradia como fósforo

y hay un extraño resplandor brillando en mi cuerpo. Maravilloso Cuando cada parte comienza a dialogar

de repente, anhelo tejer palabras para la nostalgia, meros apuntes de recuerdo para ser recordados pero las palabras

están envueltas en niebla y se desvanecen lejos de mí

La temperatura es inconstante. Mi cuerpo se calienta, luego se enfría hasta humear. Intento devorar todos los eventos y relatos

con los sentidos que poseo. Mi corazón late salvajemente. Cada articulación de mi cuerpo duele. Tiemblo hasta los huesos

Cuando intento tomar remedios, me los arrebatan todos

También me doy cuenta de que muchos dirán que nadie puede hablar con espíritus y ángeles

mientras reside en el cuerpo. Muchos dirán que todo esto está relacionado con la fe. De hecho, no es imposible que otros objeten

con una serie de decretos y argumentos

"La naturaleza es algo fuera de nosotros Pero la mente reside dentro de nosotros

creciendo y desarrollándose incluso después de la muerte."

Tu cuerpo escucha todo lo que piensas Tu cuerpo es un hogar con muchas ventanas abiertas

que te llevarán a explorar la luz

pasando a través de los lados oscuros existentes hasta lo infinito

hasta que la naturaleza desnuda se revele

Tu cuerpo tiene miles de hojas de oído para leer millones y millones de signos

En el crepúsculo, finalmente aceptamos la derrota 

Cielo negro, el sol se retira a su morada

La campana que marca el fin del trabajo resuena ensordecedora, las agujas del reloj golpean números exactos como si te expulsaran. Se apagan el aire y las luces del cuarto, 

los archivos y computadoras se desconectan en sus mesas. Él se lava el rostro en el baño después de la jornada y, tras culminar todo, sigue mirándose en el espejo, sintiéndose afligido y sin deseos de volver a casa.

Su corazón inquieto, y los recuerdos de su pasado, lo persiguen como el aliento de un caballo salvaje, galopando días y noches por colinas rocosas y el desierto del Sahara, donde hasta donde alcanza la vista solo hay amargura y la muerte acechando.

Ayer, hoy o mañana son páginas negras de un almanaque que arden eternas, inextinguibles.

Mientras tanto, la gente sigue apiñada en vagones de tren antiguos o en autobuses destartalados y caducos, recorriendo calles llenas de baches y embotellamientos interminables, puentes peatonales derruidos, y buena parte de tu tiempo se consume inhalando

polución o apretujado en trenes eléctricos sin oxígeno, llevándote a casa sin esperanza, sin sueños. Porque a menudo tu vida es acechada por garras negras que siempre aparecen en la medianoche de tiempos de sequía o tormenta.

Mira, en los cuellos de sus uniformes, filas de números de seis dígitos se imprimen, ordenados como una maldición, como un presagio de una bruja de ojos negros. Esos números se alinean como lápidas en un cementerio que no puede evitarse.

Cielo negro, el sol se hunde más y más.

Ah, aunque has deletreado el camino al cielo con versos de amor, los ojos de tu corazón siguen siendo piedras llenas de espinas.

Cielo negro, la oscuridad de la noche se acerca lentamente desde la lejanía.

                Traducciones de Danny Susanto