Cheikh Tidiane Gaye
Nació en Thiès, Senegal, en 1971. Nacionalizado en Italia. Es poeta, novelista, traductor, ensayista, editor y activista por la paz. Fue el primer africano en traducir a Senghor al italiano.
Ha publicado más de una decena de obras, entre ellas, los libros de poemas: Oda naciente, 2009; Curva alfabética, 2011; Mi tierra mi sangre, 2018; La sangre de las palabras, 2018; Sombra, 2022; Las letanías del corazón, 2023. Ha obtenido importantes premios literarios en Italia y Europa. Caballero de las Artes y las Letras de la República Francesa, fundó el Premio Internacional de Poesía “Tras las huellas de Léopold Sédar Senghor”.
Pertenece a varias academias, incluida la Academia Europea de Artes y Ciencias de Salzburgo, está comprometido con la paz, la ecología y los derechos humanos. Candidato al Premio Nobel de la Paz 2025 por sus acciones a favor de la paz, también lucha contra la discriminación. Profesor de filosofía en Italia, dirige la Academia Internacional Léopold Sédar Senghor.
-Articulo "La poesía como compromiso cívico, educación e instrumento de liberación"
Esta es una muestra de sus poemas:
Oración en las sombras
Rezo ante la oscuridad, para cantar a la paz
hurgando las manos del cielo para nutrir mis sueños de silencio.
Las estrellas, testigos de un pasado roto,
me susurran secretos de un mundo extraviado.
La voz de las tierras sangrantes me llama
y predice un futuro marcado por dolores ancestrales.
Las mejillas inundadas de lágrimas feroces,
no pueden apagar el fuego que arde bajo mi piel.
Busco sombras para proteger mis pensamientos,
ecos de un tiempo en que el viento soplaba más fuerte.
Hurgo la oscuridad, en búsqueda de un destello,
y encuentro palabras perdidas entre las piedras del silencio.
El suelo aún resuena de gritos del pasado,
un canto de rebelión, una promesa de esperanza.
Me inclino ante el mar, testigo del sueño,
y dejo que sus olas me limpien el polvo del mundo.
Porque, en cada gota, renace un futuro.
Y bajo el cielo, las sombras se convierten en luz,
de una verdad que sólo el alma puede ver.
Encendí el fuego de la estrella
Encendí el fuego de la estrella
y la apunté hacia la orilla de mis ojos,
la arena de mis recuerdos está vacía,
y mis palabras son sólo perfume, el alba me hiela.
La cuenta de mis días no tiene fin en ninguna estación.
¿Quiénes somos, perdidos como granos de arena?
¿Perdidos en el viento, entre lagos donde sangran las lágrimas?
Mis labios se secan, agotados
ante un sol que ya no sabe cómo calentar.
Mi vida es un cuadro salvaje,
un aliento jadeante y miradas extraviadas.
¡Adiós! lindas sonrisas oscuras, ¡adiós!
Adiós, los cielos me devolvieron a las noches sin luna,
la alegría está muerta, tendida en la yema de la flor.
¡La muerte ha muerto!
Les digo la verdad: cada nacimiento será un adiós.
El alba me traicionó,
las estaciones me engañaron.
Pero después de la muerte, cantaré la rosa:
el amor eterno.
Y cuando el viento sople entre las cenizas
buscaré la luz oculta en las sombras,
donde el silencio llora y el mar duerme.
Este pájaro dentro de mí
Dormí en el lecho de la soledad
Trepando por los patéticos meandros del dolor
Un pájaro se inclinó sobre mi corazón
Y bebí del lago azul, mi vuelo hacia horizontes puros.
Seduje a la llama que encendió mis ojos
Refresqué mi aliento que sólo traduce notas puras
Al paso de mis piernas, mis alas se curvan para dibujar el camino del amor
Volví a poner tinta en mis manos, mis dedos se convirtieron en las blancas plumas
Que aman pulir sílabas revelando el libre vuelo del pensamiento.
Este pájaro invisible me habló al amanecer
Al mediodía, me dio el mensaje de los espíritus invisibles
Al atardecer, puso el sol en las palmas de mis manos
En seguida, tomé la luna que me enseñó a volar con mis propias alas.
Crucé los cielos del amor y regué las tierras ensombrecidas
Temblé en la nieve, la blancura de los prados alumbró mi frescura
Canté las estaciones, el pájaro me entregó su canto y su vuelo
Entonces entendí que mi pájaro me acompaña
Y en mi sueño, es mi ángel listo para volar señalándome las playas dónde aterrizar.
Elegía - Mi bella
Te ofrezco mi perfume a todas las horas nocturnas y diurnas
Recuérdate tu suave mirada tan dulce que me persigue a cada momento
Tu vida es mi vida, tu mirada es la mía, tu saliva mi agua purificadora
Soy el niño mimado en tu espalda, tus hombros tan tiernos me deslumbran
El calor de tu cuerpo que me envolvía y me encantaba
Tu espalda tu vida mi vida de rocío.
Bailaba sobre tu espalda, paseaba derramando mis salivas sobrias
Tu espalda acogía mis palpitaciones, mis delirios y mis risas
Mis lágrimas y mis corazones de alegría y de dolor.
Eres mi diamante y mi oro, el yacimiento nunca se seca
De tu espalda real, escribí mis canciones y cánticos
Y encendía los sonidos de las noches oscuras con aroma a miel
Eres la verdadera estación que florece, la lluvia que purifica, la Reina de los sueños
Y en las playas de tu sonrisa, bebí los secretos de oro para trazar mi voz de soledad
Acaricié el perfume de tus ojos, pinté las lenguas vencidas que recitan tu nombre
Canta el ruiseñor que te llama Reina.
Tomé el caballo y escolté tus pasos épicos,
embellecí tus noches celestes. ¡Que tu estrella brille en el firmamento!
Aquí está tu collar de diamantes, cada perla es una perla de sangre
De sacrificio, de sudor, y hago de ellas mi marisma de esperanza
Porque tu camino es sublime, tu sangre nunca mintió y tu rango aureola tu sangre.
Tu vida nunca rima con sequía, las lluvias te hicieron pura y purificada
Pues tu vida es el emblema de los Tiempos, el vuelo legendario que el verbo canta y que las lenguas inmortalizan.
Afilé mi lengua en los graneros de mijo, tú eres la semilla
Tu sombra captura el fondo de lagos de sufrimiento, y la alegría nunca tarda en cantar
Quemé el incienso de tu mirada para describir tus manos lisas y leales
Tu trono es real, tu vida sigue siendo el verdadero secreto que los espíritus dirán.
Sí, dirán que eres caricia y ternura, encanto y calma
Dulce y olor fresco de los vientos primaverales, describí las curvas elocuentes de tu cuerpo
Esculpí tu andar lento durante nuestras noches perfumadas, recogí tus cerezas
Y cosí en tus brazos los estribillos nunca cantados,
Permanezco en tu cárcel de alegría para quedarme allí para siempre.
Mi poema
¿Oh, cuántas veces aprisionaste mis sueños
En noches agobiantes sin estrellas y sin luna?
Las risas soleadas son las palabras que moldearon versos
Trazando los callejones de sabanas desiertas con árboles pálidos.
Además, presté ojos a mi poema
Que bailaba bajo los pies fríos de niños con cabezas somnolientas.
¡Todos despiertos!
Durante los oscuros mediodías, fue la melancolía de los espíritus a gritar.
Era el grito de la sangre que brotaba de mis labios
Afilé mis palabras alzando la espada de la sabiduría
De la sabiduría bebí el vino de la belleza
Y renazco bajo el olivo, el aceite fecundo y la mantequilla de mi aire épico.
Sí, dije a las lombrices que no entendieron los versos de mis poemas
Este hombre, esta mujer, todos los que se dicen poetas cuyas estériles palabras
sólo empobrecieron la tierra y la cosecha indigente.
Créenme, la belleza es la leche, raíz de mis sinestesias
El sonido de mis letras como oxígeno llenando mis metáforas,
El incienso que despierta las almas bien nacidas.
Escuchen para que cante los pies de los versos que suenan notas colgadas
Que besarán las melodías, elevarán los quiasmos y harán danzar los poemas.
En cada boca, la luz enciende y modula la lira.
Al fin, si la palabra se hace poema, besaré las verdaderas palabras y haré de mi poema,
¡UNA ORACIÓN!
Traducciones de Stéphane Chaumet