María Matilde Rodríguez
Es una artista, poeta y narradora colombiana nacida en Barranquilla y enraizada en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Su obra está conformada por los volúmenes de poesía Los hijos del Paisaje, Poemas para los pájaros, Juramento Gitano, Criaturas del Tiempo y La Mala Esposa. Es menos conocida su prosa expresada en cuentos y ensayos.
Los hijos del Paisaje ha sido traducido al italiano y al francés, del cual se han realizado numerosas presentaciones teatrales y performaticas; es el relato de una tragedia desconocida aún para los colombianos: Los raizales desaparecidos en alta mar. Este libro se mueve en los terrenos de la prosa y la poesía.
Juramento gitano explora la memoria de sus orígenes, mientras Poemas para los pájaros se constituye en el alimento sagrado de las bestias, himenópteros, perros, serpientes, mantarrayas, hienas y ángeles. La mala esposa es un libro hecho de confesiones de muchas mujeres donde expone por primera vez el territorio de la infancia, la iniciación, el amor, el sexo y el abandono. Criaturas del tiempo es un libro que recoge poemas de todas las etapas de su vida. Es un regalo al vínculo con Centroamérica, dedicado al poeta salvadoreño Otoniel Guevara y su esposa Karen Ayala.
El poeta Wito Apshana- Miguel Ángel López, asegura que “sus poemas nos revelan el fondo del rostro de cada cosa en el mundo. De allí su don sustancial de mostrarnos los paisajes negados de la realidad. Es la luciérnaga en la espesa noche que descubre las vergüenzas escondidas e ilumina la belleza que nos fue imperceptible en las fatigas del día”.
Tiene varios libros inéditos La lengua de Josephine Pomare, Mitología de las cosas perfectas y las cartas del comisario.
Es también abogada, activista por los derechos humanos por los desaparecidos en alma mar, lidera el colectivo de artistas Mamaroja Company, una asociación sin ánimo de lucro que organiza la FILSAI - Feria del Libro del archipiélago. Es fundadora del sello editorial la Raya en el ojo que ha publicado una decena de libros de autores del archipiélago.
Esta es una muestra de sus poemas:
Oración al perro del exilio
“Tiene derecho a no responder
ninguna pregunta si es detenido”.
Ley de frontera de EE. UU.
Al perro famélico que olfatea el destino del hambre
A los caminantes de las trochas desde Paraguachón hasta el río Magdalena
A los peregrinos que salieron de Valencia
y se congelaron en el nudo del páramo de Santurbán
A la mujer que bendice el aire de quienes salieron
de Senegal, Nigeria o Agadez para llegar a Libia
después a Trípoli y ver por fin el Mediterráneo
contaminado con tus ojos de turista
Al fantasma de Rimbaud que se hundió en el Lampedusa
A los tripulantes del Alejandría que se despidieron para siempre de Siria
A los 72 de San Fernando de Tamaulipas
A quienes abordaron La Bestia y pidieron al cielo
que cuidara sus rieles
A quienes caminaron sobre las brasas para llegar a Sion
A los que huyeron de Sion para llegar a ningún lado
A quienes naufragaron en las autopistas
A los que llegaron temprano y no fueron anotados en el libro
A los brazos que arrullan sin temor al hijo ajeno
A los que prenden velas al solsticio
A los que compran el Bristol antes de la cosecha
A los tibios de corazón que no heredarán la tierra
A los que no son ni fu ni fa en el inventario de monedas
A los que se marchan sin boleto de regreso
A los que mantienen su puta fe por fuera del comercio
A las gallinas de Corinto
A la epifanía de tu cuerpo
que descansa en paz a pesar de la lluvia
A las rosas pálidas del jardín
Al dios suburbano que pasea por Corrientes
Al dios medieval de las islas
Al dios racional de Nueva Delhi
Al dios centrífugo de la mezquita
A los dioses y diosas intermunicipales
desde María Lionza hasta la bruja del Potrerillo
les pido que se concentren en aquellos asuntos que les toca
que ya estamos cansados de la estafa,
de la tristeza y de la esperanza.
Círculo vicioso
“Madre, eres la única boca de quien yo sería lengua”.
Silvia Plath
Mi madre muerta ha visto a visitarnos
Vuelve a jugar con nosotros en el patio
mientras nos mira desde su cuerpo de niña de tres años
Ahora es la hija de mi hermano
que es el mismo retrato del abuelo
El hombre que cantaba un himno de soledad
donde una piragua navegaba en el Cesar
y un ejército de estrellas la seguía
Solo que hoy el ejército que nos persigue
no es de estrellas
y las piraguas desaparecieron
cuando llegaron las naves holandesas
¿Recuerdas madre?
Ahora yo tengo un miedo indescifrable
y dos hijos que no se parecen a ninguno de ustedes
porque en otro país, una mujer dejó su huella de aceitunas
en la sopa que bebemos sin preocupaciones y sin penas
Ahora cantamos No woman No Cry
Y sentimos la misma nostalgia del abuelo
pero nos importa menos
Y ahora madre
somos capaces de cualquier cosa
por olvidarlo todo y empezar de nuevo.
Tercer aviso
En las entrañas, vigilante, busque el mal en mis entrañas.
Dígales que tengo maíz en la despensa
y en el cuerpo.
Que hay angustia en mis palabras
maldad en los labios
prisa para llegar a ningún lado
y sobriedad, algunas veces.
Dígales que el deseo despierta con la desazón de mis mañanas.
Busque las razones de mi perversidad en un ábaco de ausencias.
Dígales que soy peor de lo que dicen
que usted lo intuye
pero no puede probarlo.
Mandamientos para acabar con una cosecha de mandarinas
Cirius Reticulata
Palpar es importante
y acariciar la curva de la esfera
y oler la tierra en el color
en los poros
y las nervaduras
que temblarán ante el filo de tus dientes
De ser posible envolverla toda con la mano
y seguir acariciando como si pudiera volar
como si se quisiera ir
y la boca fuera el único refugio de sus alas
Luego hay que morder la fruta entera
hasta que la savia se confunda con la sangre
y cerrar los ojos
para verte mejor como en el cuento
y sentirte mejor como en el cuento
y bailar sobre la desnudez
y quitar la piel de la piel
hasta que no sepas qué hacer con las semillas.
Los crucigramas son para el domingo
Ya lo sé
te hubiera gustado conocerme
lees ese viejo poema
y comprendes que hay algo íntimo entre tú y yo
Ese poema parece escrito para ti
Es más
es como si tú mismo lo hubieras olvidado
a la mitad de un libro
Solo que ha pasado un siglo y setenta y tres años desde que lo escribí
Ahora mis huesos son el humo de una cocina antigua
y no podemos encontrarnos entre líneas
aunque quieras
Ahora mi sombra me apunta con un arma
y la cumbre de una estrella destempló mis colmillos
Ahora soy el aire que estremece las hojas del roble junto a tu ventana
la voz ausente que siembra un rumor de semillas en la caracola de tu oído
Soy tu dios infalible de nostalgia
la gota oscura de tus pensamientos
la mitad que le falta a tu alma sin sosiego
la palabra vacía y el beso del tiempo
solo eso.