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Lorena Zapata

-1993-

Es poeta y gestora cultural egresada de la Universidad de Antioquia, especialista en Creatividad Estratégica, en la actualidad acompaña el Museo Cámara de Maravillas y es docente en la facultad de artes de la Universidad de Antioquia.

Ha participado en diferentes espacios de creación poética y festivales internacionales de poesía, como el Festival Internacional de Poesía de Medellín, el encuentro internacional Nadaísta, el Festival Internacional de Poesía de Venecia Antioquia, Ha participado con su poesía en dos versiones del Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango en Guatemala, en el Festival Internacional de Poesía Amada Libertad en El Salvador, en el Festival Internacional de Poesía en San Cristóbal de las Casas en México, en las Jornadas Pellecerianas de Poesía en el estado de Tabasco en México y en el Festival Mundial de Poesía en Venezuela.

Sus poemas han sido publicados en diferentes revistas literarias en Colombia, Guatemala, México y Cuba, tales como Revista Prometeo, Metáfora Ediciones, Carruaje de Pájaros, La Experiencia de la Libertad, Primera antología de Nuevas Voces, y otras colaboraciones digitales con Red Door Mágazinne de Dinamarca y Alba Lateinamerika Lesen de Alemania.

Se ha desempeñado en espacios bibliotecarios como la Fundación Ratón de Biblioteca, Biblioteca del Parque Cultural Otraparte, Biblioteca pública de Sabaneta y Biblioteca Pública Piloto, en el Museo de Antioquia, en la Escuela Internacional de Poesía de Medellín, en la Corporación Prometeo y otros escenarios culturales de la ciudad de Medellíin, en estos espacios ha desempeñado labores de creación, producción y dirección de artes, gestión social y cultural y en la producción de contenidos pedagógicos. Su primera publicación “Propagación” es un llamamiento al despertar creador femenino, y su segunda compilación digital titulada “Compás incompleto” es una muestra de poemas que recogen distintas voces de su propia cartografía publicada con el colectivo Nuevas Voces en alianza con el Instituto de Cultura de Antioquia.

Esta es una muestra de sus poemas:

Anónimo

Ciertas cosas quisiera contarlas de otro modo,
Sin el crujir del pecho, por ejemplo 
decirlas en voz ajena y sin rótulos de archivo.
Algunos nombres de la toponimia trunca 
que anida en esta lengua muerta,
quisiera extenderlos en el solar 
donde entierro las otras versiones.
Ciertas eternidades
que no vieron la luz del sol, 
merecen, así como todas nuestras ficciones, 
de una audiencia, que las lapide cerca de las carcajadas.
 

Ficciones sobre el tiempo

"La eternidad" es un asilo para los amores que se incineran pronto, lo suponía.
Paradójico, es cierto, la unidad indivisible nace de la mimesis,
células gemelas  
juntas, hasta el hartazgo,  
hasta la miopía cíclope  
trafican espejismos  
mientras fantasean  
con las nuevas formas de su muerte.  

Lo eterno, ese cómico condicional  
en la ocasión de los abismos,
es un acérrimo competidor  
en la ruta de los que no consienten tiempo,
rayo, una gacela y vos.  

¿Viste que los mangos bailan hasta su cúspide alrededor del vacío?
¿Viste que en vano insistimos en la luz de las formas cavernosas?  

Tenía razón, a los ríos y los perros  
los entrenan en los secretos aromas del miedo,  
por eso ladran y se desbordan a deshoras, 
Se desvían en los brazos del escándalo 
que aturde cuando alguien,
generalmente el más fuerte de los dos pasa la página.  

Apelando pues a nuestros frutos
y sus eternidades de ocasión, 
deberíamos entonces pedir perdón
por las cosas que dijimos 
mientras teníamos hambre. 

Soy un topo

Constructor de casas,
aunque muchos piensan que mi oficio es cavar huecos.

Voy tan profundo
que las condiciones para muchos serian insoportables.
El aire justo para mantenerme vivo,
la ausencia de luz que sería una pesadilla para otros,
a veces me encuentro con los huesos de otros animales
que también cavaron profundo,
pero no me asusto.

Cavo errático en la tierra para encontrarme,
como si este pequeño cuerpo se me hubiera perdido.
Olvido la sed,
se me pasan las horas del hambre
y cuando paro de cavar como un animal ciego,
sin descanso y sin mapas,
me convierto en una especie de explorador perdido 
que se entierra así mismo mientras cava.

Entonces recuerdo:
eso que busco hacia el pasado ya no existe
me rio, me sobo la cara y miro mis manos cansadas
y quiero cavar huecos entonces hacia el futuro,
intento cavar hacia las nubes cuando caen los días,
voy cavando y cantando,
cavando y sembrando,
cavando y bailando.

Porque la lucha sin gozo es vana y necia
porque después de cavar por años,
sintiendo que no he ganado más que cayos,
recuerdo que el oficio de ciertos animales
que remueven tierra,
tienen una sigilosa misión en el mundo,
respirar, para no morir de espera.

Suplicio

 ¿Quiere alguien por favor lanzar la primera piedra?  

Esta catedral sin aire 
se extiende sobre los cuerpos arrepentidos,
es cierto, que solo a algunos dioses se les teme 
con el mismo ahínco con que se aman.
Los fieles aquí miran para otro lado en reverencia, 
hincan sus ojos en la vergüenza 
de haber entrado descalzos en su propia casa,  
lavan sus manos con agua salada
para calmar la sed, de alzar su nombre en otros templos.  

Ellos, que amasaron la gracia hasta borrarse las huellas, 
ellos de miel y de barro, 
ahora cuelgan guirnaldas explosivas 
en los puentes que no cruzaron.
Ellos guardan bajo su lengua los pretextos revelados, 
agachan la cabeza, 
rezan en voz baja 
para que nadie tropiece con el milagro, 
de saberse omnipotentes por un día,  
libres, para ser tempestad y calma en el mismo río, 
libres, para bañarse en él y brindar con las nubes por ellos.  

Rogamos todas las que soy, 
que alguien lance la primera piedra, 
una que sostenga la génesis de esta historia, 
una piedra preciosa,
que caiga sobre las copas
que no han de servir a esta sed de siglos, 
o una, entre los ojos, 
para cerrar del todo las puertas 
de lo que un día se bautizó a sí mismo, 
el paraíso.