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27º Festival Internacional de Poesía de Medellín: El fuego de la poesía acrecienta la hoguera de la paz y la coexistencia



Julio 8-15, 2017

El fuego de la poesía acrecienta la
hoguera de la paz y la coexistencia

 


Inauguración del 26º Festival Internacional de Poesía de Medellín

Por Jairo Guzmán
Comité de Dirección del 27º Festival Internacional de Poesía de Medellín


La paz surgirá, como el fuego, de las fricciones, de los conflictos. Encontrarnos como comunidad, como país, como humanidad, en la pradera sosegada de la coexistencia. Esa pradera es nuestro deseo, nuestra mente habitada por las transformaciones, por los nuevos gestos; por la nueva mirada sobre los seres del mundo y de la vida, esparcida como un rocío de amistad recién nacida.

La paz, como la poesía, es un fuego sagrado que esparce su influjo en el sueño colectivo de una humanidad agobiada por las guerras. Sin la paz social es muy difícil la paz personal. El fuego de la paz es atizado con la pulsión de vida que todos llevamos dentro, con la poesía que es diálogo, acción creadora, gesta de voluntades encaminadas a llenar de significación lo que adolece de sentido fragmentado, de palabra y sensibilidad rotas por la guerra.

La vida, la paz, la poesía, el sueño, la amistad, el porvenir y la coexistencia, son un fuego sagrado que va de ser a ser, como las guirnaldas de estrella a estrella que viera Rimbaud; son las vendimias de los frutos del amor. La paz se construye con las rebeliones necesarias en el interior de cada uno, para sobreponernos al imperio del odio y la violencia.

La poesía, ese legado, ese cúmulo de adquisiciones del alma humana, entendida como un soplo, un ímpetu, una sustancia que todo lo permea y que es el motor de la resistencia, de la respuesta creadora y protectora, mediante el canto, la memoria y las acciones de la humanidad por la permanencia de la vida y su visión de un tiempo promisorio, nos da la luz para seguir luchando, gestando alternativas ante la adversidad que produce la devastación y la implacable ley de hambre y violencia globalizadas.

El fuego sagrado de la paz, que avivará la hoguera de la coexistencia, ha de mantener su fulgor. Es urgente proteger ese fuego, como lo hiciera el primer humano que suscitó, con chispa de pedernal en fricción, el fuego que inauguró un nuevo momento de la especie. En ésta perspectiva, es urgente la movilización de poetas, artistas, pensadores, estudiantes, niños, jóvenes y todos los grupos humanos comprometidos con la construcción de una nueva atmósfera, donde se pueda respirar el oxígeno de la renovación en la perspectiva de la coexistencia y la superación de todas las confrontaciones que han realizado daños en la comunidad, hasta el grado de la fragmentación y el fratricidio.

El fuego sagrado de la paz iluminará zonas, tramos de nuestra historia que han estado sumergidos en la oscuridad. Esa llama ha estado viva y en expansión gracias a todos los que luchan por la recuperación de lo que se le ha usurpado a toda una legión de humanos que han padecido, de manera directa, las afrentas de la guerra.

El canto de la memoria prohibida, de la memoria vedada, será escuchado, será escrito, será leído y entonado por todos como gesto soberano de justicia a la integración de una historia que ha estado mutilada.

La virtud memoriosa de la palabra poética, la dimensión poética de las narrativas que develan lo que es urgente develar, para no volver a caer en el mismo laberinto sangriento de  nuestra historia fratricida; la eficacia simbólica de todas las acciones que permitan acompañar a los afectados, a los vulnerados por la violencia de la guerra; las intervenciones que posibilitan, en las zonas marcadas por acciones violentas, nuevos referentes, nuevas interrelaciones y nuevas formas de acercamiento interpersonal y coexistencia, son imprescindibles.

Gestas de la vida en coexistencia pacífica son las jornadas de la poesía, que se convocan como forma de la unión, de la cohesión que fortifica todo cambio, toda aurora en nacimiento que ilumina los cielos de la vida sosegada, tan urgente, tan necesaria en estos tiempos de transición a un rol de la vida social más amable, siempre que todas las fuerzas adversas cedan, dejen atrás su obstinado devenir de usura, matanza y desolación.

El poeta palestino Adonis, en el  poema El Tiempo, expresa:

Llama del presente, ¿qué vamos a decir?
En mi garganta están los jirones de la historia.
Y en mi rostro los signos del sacrificio.
¡Qué amargo es ahora el lenguaje!
¡Qué angosta la puerta del alfabeto!

Asistimos, con éstos versos, al testimonio del daño que la guerra hace en el plano de la expresión, el testimonio que da la poesía del silencio forzoso y del vaciamiento del lenguaje que impone la matanza. Nos confirma la urgencia de cambiar el lenguaje afectado por los conflictos, sometido, por el miedo, al mutismo.

Enriquecer el lenguaje con nuevas visiones, con la luz radiante de la imaginación creadora y que corran por la vida nueva los ríos del lenguaje sanado, pleno de creaciones, irrigándolo todo. Es en este plano en que los poetas y artistas pueden hacer valiosísimos aportes, posibilitando la autoconfianza en las potencialidades expresivas de cada persona, desencadenando el despliegue de nuevos símbolos que van construyendo otro imaginario colectivo que abra el camino rumbo a una sociedad por fin reconciliada, plena de visiones de un porvenir radiante.


Paz y poesía


El Festival Internacional de Poesía de Medellín, para su vigésima séptima versión, a realizarse del 8 al 15 de julio de 2017, desplegará sus intervenciones en Medellín, su área metropolitana, municipios de Antioquia y ciudades de Colombia, con la presencia de 70 poetas de los cinco continentes, en conjunción con el maravilloso y multitudinario grupo de personas que asisten a los diversos actos y quienes con su compañía, sus dones y su calidad humana, avivarán el fuego de la vida y la poesía para reafirmarnos en nuestro hermanamiento como comunidad, que se manifiesta con nuevos gestos fundacionales de un tiempo liberado de décadas de guerra y fratricidio.

Algunos de los poetas y artistas confirmados hasta el momento son: Timo Berger, Tom Schulz, Odile Kennel (Alemania), Samira Negrouche (Argelia), Graciela Maturo, Samuel Bossini, Hugo Francisco Rivella (Argentina); Maria Takolander (Australia), Aminur Rahman (Bangladesh), Stefan Hertmans (Bélgica), Marcia Mogro (Bolivia), Diana Araujo (Brasil), Hassan Kouyaté (Burkina Faso), Gary Geddes (Canadá), Cheng´en Li, Mei Er, Sese Zhou (República Popular de China), Jorge Torres, José Luis Díaz-Granados, Orietta Lozano, Alejandra Lerma, Orinzon Perdomo, Maria Tabares, Marco Fidel Cardona, Camila Charry, Lucía Parias, Gus Gamyi, Pedro Arturo Estrada, Ronald Cano, Felipe Posada, Felipe López, Camilo Restrepo, Carlos Andrés Jaramillo, Kelly Jiménez, Daniel Acevedo, Lorena Zapata, Lina Trujillo, Andrés Alvarez (Colombia), Pedro Ortiz (Nación Inga, Colombia); Elvira Hernández, Jesus Sepulveda (Chile); Peter Laugesen (Dinamarca), Luis Carlos Mussó (Ecuador), Gerry Loose (Escocia), Luis García Montero (España), Lance Henson (Nación Cherokee, Estados Unidos), Inger Mari Aikio (Nación Sami, Finlandia), Stephane Chaumet (Francia), Peter Waugh (Gran Bretaña), Sabino Esteban (Guatemala), Koumanthio Zeinab Diallo (Guinea), Abhay Kumar (India), Caterina Davinio (Italia), Ann-Margaret Lim (Jamaica), Fahredin Shehu (Kosovo), Hanane Aad (Líbano), Khalid Raissouni (Marruecos), Margarito Cuéllar, Balam Rodrigo (México); Akeem Lasisi (Nigeria), Fakhri Ratrout (Palestina-Jordania), Najwan Darwish (Palestina), Shirley Villalba (Paraguay), Denisse Vega (Perú), Pedro Mexia (Portugal), Zingonia Zingone (Reino Unido), Linda Maria Baros (Rumania), Mina Gligoric (Serbia), Firas Sulaiman (Siria), Svenja Herrmann (Suiza), Haydar Ergülen (Turquía), Mai Van Phan, Nguyen Quang Thieu (Vietnam), la cantante griega Savina Yannatou, el pianista Spyros Manesis, el cantautor chileno Chinoy, el músico tradicional Saidash Begzy Oglu Mongush (Tuva) y el músico tradicional mongol Baatarkhuu Tumendembere.

El Festival ahondará mucho más sus raíces en la tierra promisoria y orgánica de una conciencia colectiva que asimila con mucha lucidez la urgencia del cambio que se requiere a todos los niveles, ahora, más que nunca.

Todas las legiones  humanas, que en la actualidad luchan permanentemente por las urgentes transformaciones, para las que son necesarias la paz mundial, la defensa del planeta Tierra, la protección de las culturas aborígenes y comunidades minoritarias del mundo, la dignidad humana y de todo lo viviente, somos parte de un gran canto, de una marea renovadora, protectora e iluminadora del viraje que es preciso hacer como especie.

Convocamos, desde ahora, a que en multitudinaria conjunción experimentemos, de nuevo, el canto que somos, ante la  realidad anticipatoria de un país nuevo, en el tiempo por venir, cargado de ofrendas a la vida, la paz y el re encuentro en el abrazo.

Actualizada el 22 de marzo de febrero
Publicado el 23 de enero de 2017

Última actualización: 04/07/2018